Los afectados por esta fobia tratan de hacerse oír ante un escepticismo casi generalizado.
La tripofobia, la fobia a la agrupación de agujeros

Los horrendos vestidos con lunares

A falta de consultorios médicos, Internet es el lugar de consulta de los tripofóbicos, la gente que siente fobia por la agrupación de pequeños agujeros, estén estos en un panal de abejas, un queso suizo, un vestido con lunares o una cápsula de semillas de loto.
El término « tripofobia» se originó en 2005, cuando la gente empezó a ventilar por Internet sus experiencias y se formó una comunidad virtual de afectados que se dieron cuenta que no estaban solos en su repulsión por la agrupación de agujeros.
Sapo de Surinam, capaz de cargar sus crías en pequeños orificios sobre su espalda.
Sin embargo, la investigación científica sobre la fobia es casi inexistente e incluso hay especialistas que afirman que no existe y que solo es un invento de personas en la red, que en el mejor de los casos se han dejado manipular por imágenes que responden a otros instintos.
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¿Mecanismo de adaptación?

La ofidiofobia, el miedo a las serpientes, que sí tiene el reconocimiento de la comunidad científica, aunque le falta el de la RAE, ha tratado de ser explicada mediante la evolución.
El ser humano habría desarrollado una respuesta instintiva de miedo como mecanismo innato de protección contra animales peligrosos, que incluso manifiesta cuando la culebrita es de plástico. Sin embargo, este postulado no aclara por qué los niños pequeños no le temen a las serpientes y hasta quieren jugar con ellas.
Intentando buscar explicaciones científicas a la tripofobia, algunos especialistas han especulado que pudiera tratarse también de una respuesta instintiva dictada por la evolución, asociándola a los patrones de manchas circulares que muestran en su piel algunos organismos mortalmente venenosos, como la cobra real y el pulpo de anillos azules.
Otros ven la anterior explicación demasiado cómoda. Culpando a la evolución, nos liberamos de la labor de hacer un diagnóstico integral considerando tanto los factores biológicos como los sociales que pudieran estar involucrados.
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En busca de reconocimiento

Entretanto, los tripofóbicos dicen sentir ansiedad, picazón y ganas de vomitar cuando están en presencia de las figuras geométricas que les causan la fobia.
Sin duda, gente mal intencionada ha aprovechado la situación para poner en circulación imágenes trucadas de patrones tripofóbicos, como erupciones cutáneas, que no solo desagradan a los que se sienten afectados sino a casi todo el mundo.
Pero más allá de ello, los tripofóbicos dicen que su fobia existe, mientras tratan de hacerse respetar por los escépticos.
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