La península del Peloponeso: recorrido desde Micenas hasta Epidauro

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En Grecia un formidable corte seccionó el Itsmo que une a la península del Peloponeso con el Ática: el Canal de Corinto, llevado a cabo por ingenieros franceses, pero que ya era un sueño acariciado por el emperador romano Nerón. Atravesemos este canal y hagamos un recorrido por el Peloponeso, una región aparte del mágico país de Grecia.

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Reconstruida luego de un terremoto, la ciudad de Corinto domina el acceso a la región del Peloponeso. A seis kilómetros de la ciudad moderna las ruinas de la antigua apenas dan un reflejo del esplendor que la hizo famosa en la antigüedad. Vigilando desde lo alto los golfos de Egina y de Corinto, la fortaleza de Acrocorinto mantuvo su importancia estratégica hasta el siglo XVIII, pero sus ruinas son menos impresionantes que el vasto panorama sobre los golfos y los viñedos que producen las mundialmente célebres uvas sin semillas.

Micenas: mitología en carne y hueso

Las ruinas de Micenas, ciudad de la legendaria familia de los Atridas, evoca bien su trágico destino. Poderosas y severas se levantan en un paisaje gris donde la vegetación reseca se deshila al borde los acantilados; en ella la reina Clitemnestra hizo asesinar a su esposo Agamenón y fue muerta por su hijo Orestes; era una fortaleza ciclópea cuya puerta, de macizo dintel, sigue dominada por los dos leones enfrentados. Fundada hacia el 2000 a.C. conoció su época de mayor gloria entre los siglos XVII y XII, luego declinó abruptamente.

La ruda y guerrera civilización micénica, inspiradora de leyendas y tragedias, se ensombreció tras la invasión dórica. Los arqueólogos descubrieron las tumbas reales, el basamento del palacio de los Atridas y una colosal cisterna subterránea.

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Argos: la más antigua

Argos se considera la más antigua ciudad griega. De ella partieron guerreros para luchar contra Tebas y Troya, también contra Esparta. Reinaron sobre un vasto territorio antes de eclipsarse por completo.

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Las excavaciones recuperaron vestigios del ágora y del barrio del teatro, que tallado en la falda de la colina podía albergar a 20.000 espectadores. Cerca de ella está Lerne, pueblo en el que la mitología asegura que Hércules combatió con la monstruosa Hydra. Y arribamos a Tirinto, donde nos dicen las leyendas que los muros fueron erigidos por los gigantescos cíclopes; única manera de explicar cómo se pusieron en pie bloques de trece toneladas de peso. Las espectaculares ruinas de las murallas, de los corredores y del palacio datan del 1400 a.C.

Lugares de leyenda: Nauplia

Podemos hacer un alto en Nauplia, pequeña ciudad seductora, que escalona su red de callejuelas y escaleras bajo el cuidado de una fortaleza veneciana y de cara al bello paisaje del golfo de un azul inigualable. Los muelles, con sus agradables terrazas, invitan a pasear frente al islote de Burzi.

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Fin del recorrido: Epidauro

En Epidauro el teatro al aire libre, perfectamente conservado, es la delicia de los actores por su increíble acústica. Cerca de allí se extienden las ruinas de un gran santuario dedicado al dios de la medicina, Asclepios o Esculapio, su culto y la esperanza de hallar la sanación atrajeron a miles de peregrinos a partir del siglo VI a.C.

Del templo de Zeus sólo quedan las bases. En él estaba una de las siete maravillas del mundo antiguo, la estatua de marfil y oro del dios, obra maestra del gran Fidias.

Toda la belleza del entorno se mezcla con la historia y la leyenda. En Grecia es común que esto suceda. Pero en el Peloponeso el sentimiento se acrecienta, puesto que fue la cuna de esa maravillosa civilización.

¿Conocían la zona del Peloponeso? ¿Cuál monumento es tu favorito?