La obesidad: una crisis potenciada por la economía y la globalización

A primera vista esta afirmación me generó mucho ruido. En Internet -al menos en los lugares que navego- veo una gran cantidad de consejos para mantenerse saludable, no comer mucha comida dañina y tener el peso justo (por supuesto, también de manera saludable) Me pregunto, ¿la globalización potenció la obesidad? O, como yo lo sentía, ¿potenció el buen comer? Quizá ambas cosas…

El aceite vegetal: un problema

La palabra “vegetal” podría hacerte pensar que son “saludables”, pero lo cierto es que este tipo de aceite no tiene nada de saludable. Pero, sí es barato y por eso es muy utilizado. Es decir con el afán de cuidar nuestro bolsillo, optamos por este tipo de aceite que no es para nada saludable y que no hace más que incentivar y profundizar la obesidad.

El aceite vegetal junto al trigo, el arroz, el maíz, el azúcar, la cebada y la patata proporcionan el 85% de las calorías del mundo. Cada vez más, consumimos productos creados con aceite vegetal (o con otros alimentos de bajo precio) que no hacen más que brindarnos calorías y además nos regalan muy pocos nutrientes.

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¿Cuál es el problema?

¿Es el aceite el que nos está haciendo engordar o es la economía? El aceite vegetal no es solo mucho más barato sino que además es fácil de importar. “Para competir en un mercado global se requiere un proceso de producción eficiente y a bajo costo”, explicó un docente a la BBC.  La mala calidad de los productos está potenciado por el afán de economizar cada vez más los procesos y sacar un mayor beneficio de ellos.

El 50% de la población tiene un peso poco saludable. No obstante, el otro 50% logró encontrar en la globalización y en la economía una forma de satisfacer sus necesidades y cuidar su bolsillo (aunque muchas veces hay que hacer un sacrificio más grande y así mantener el equilibrio entre alimentación y economía).

¿Quién crees que es el culpable? ¿La economía o el aceite vegetal? Quizá sea lo mismo que preguntar quién viene antes, ¿el huevo o la gallina? Pero lo cierto es que muchas veces la necesidad por un mayor beneficio económico (tanto para empresas como para individuos) se traduce en productos de menor calidad que repercuten irremediablemente en nosotros.

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