La NASA llegó al peligroso asteroide que nos amenazaba y por ahora se cancela el Armagedón

El asteroide llamado Bennu fue descubierto en 1999 y luego fue identificado como un objeto potencialmente peligroso para la Tierra.

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En otras palabras, existe cierta posibilidad considerable de que este asteroide, con diámetro aproximado de 500 metros, lo suficiente para causar un daño importante y significativo, impacte con nuestro planeta.

Según una aclaración de la propia NASA, algunos reportes de prensa, que se dejaron llevar por el alarmismo apocalíptico y las similitudes de la historia con la de la película Armageddon, exageraron o malinterpretaron la amenaza del asteroide; aseguraron, por ejemplo, que en el año 2135 había una probabilidad de 1 en 2700 de que Bennu impactara con la Tierra.

La realidad es que se prevé que en 2135 el asteroide podría atravesar lo que se llama un «ojo de cerradura gravitacional» y esto crearía una trayectoria potencialmente peligrosa a futuro, con la probabilidad de 1 en 2700 de que impacte sobre la Tierra pero no en un año específico, sino en algún momento entre 2175 y 2199.

Las predicciones, sin embargo, sí aseguran que en los años 2054, 2060, 2080, y el mencionado 2135, Bennu se aproximará a menos de 7.5 millones de kilómetros de la Tierra, y esta distancia es lo suficientemente cercana como para modificar su trayectoria orbital.

El resultado de esto es una creciente incertidumbre sobre su posición y una dificultad cada vez mayor para predecir qué tan cerca de la Tierra pasará.

El riesgo entonces existe y es considerable.

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La clave para realizar cálculos más acertados y concretos de la probabilidad de impacto de Bennu con la Tierra, de predecir su trayectoria, es conocer más en detalle sus propiedades físicas, que hasta ahora no eran del todo sabidas.

Por eso es tan importante la misión de la NASA llamada OSIRIS-REx, que fue lanzada en 2016 y ahora ha cumplido exitosamente su primer objetivo.

La NASA intercepta el asteroide

Imagen del asteroide Bennu captada por la nave OSIRIS-REx a 330 km de distancia

La misión OSIRIS-REx envió una nave espacial en dirección al asteroide Bennu, y este 3 de diciembre de 2018, tras un viaje de más de dos años, la nave llegó al asteroide.

La nave se propone «inspeccionar cada centímetro cuadrado de este antiguo terrón de escombros, restos de la formación de nuestro Sistema Solar».

El estudio de cerca del asteroide será realizado durante los próximos meses, y no solamente servirá para perfeccionar los cálculos sobre su trayectoria y su aproximación a la Tierra, sino también para aprender más sobre la formación misma del Sistema Solar y su evolución, sobre las etapas iniciales de formación de planetas, y sobre el origen de compuestos orgánicos que condujeron a la formación de vida en la Tierra.

La nave OSIRIS-REx

La nave de la misión volverá a la Tierra en 2023, trayendo consigo una valiosa muestra de Bennu, para ser estudiada.

Si la misión se completa con éxito, OSIRIS-REx será la primera nave de la NASA que regresa con muestras obtenidas de un asteroide.

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La misión OSIRIS-REx se alza entonces como un mojón importante para la NASA.

En esa pequeña muestra de piedra y polvo obtenida de un asteroide, se cifra una enorme porción del pasado más remoto, de la formación de nuestro Sistema Solar y del origen de la vida en nuestro planeta, pero también del futuro, permitiendo proyectar cálculos 60 veces más acertados sobre la trayectoria que seguirá Bennu y su posibilidad de impactar la Tierra en algún momento del siglo veintidós.

Por el momento, nadie tendrá que sacrificarse para evitar el Armagedón.

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