Luego de visitar la magnífica Atenas, debemos descansar en el verdadero paraíso griego. La isla de Kos sobre el Mar Egeo parece el lugar perfecto para descansar, tomar sol y disfrutar de la auténtica gastronomía de Grecia. Sus 110 kilómetros de costa se han convertido en el segundo destino de playa más importante del país, después de la majestuosa Rodas.
La majestuosa Isla de Kos


Enmarcada por aguas calmas y turquesas que contrarrestan con las montañas junto a la costa, Kos es el tercer archipiélago más grande del Dodecaneso. Para elegir alojamiento lo mejor es buscarlo en la pintoresca ciudad de Cardamena, con un gran desarrollo de infraestructura turística, hoy en día numerosos cruceros desembarcan sobre su costa.

La mayoría de las playas de la isla son pequeñas. Sin embargo, hay una diferencia entre aquellas que se encuentran al norte con su costa llena de piedras oscuras y las del sur con arena dorada. Cada una tiene su encanto particular. La playa de Lagada en el suroeste es una de las más tranquilas.
Sin embargo hay que tener en cuenta que los autobuses hacia allí salen muy temprano en la mañana. Tigaki probablemente tenga la mejor vista, desde allí se observan hasta las montañas de las islas vecinas.
No todo es olas y sol, en la ciudad de Kos, donde el puerto comienza, se encuentra una fortaleza construida por Los Caballeros de San Juan de Rodas. El toque de curiosidad lo da un árbol milenario que, según los habitantes dicen, fue plantado por Hipócrates, en el mismo lugar donde adoraba dar sus clases.

Comer aceitunas, nadar en sus calmas aguas, aprender un poco más de cultura griega son la mejor opción en este edén de la República Helénica.







