La exposición a la contaminación atmosférica doméstica es un problema para las personas en situaciones de pobreza.
La contaminación atmosférica doméstica, el grave problema de los países en vías de desarrollo

Cerca de 2,8 mil millones de personas queman combustibles sólidos como la madera, desechos de cultivos, carbón y estiércol para cocinar sus alimentos en fogones abiertos y en fogones con fugas.

En esos hogares, el humo de la cocina tiene un efecto invisible en las vías respiratorias, un problema realmente grave.
Las partículas de humo son absorbidas por células que forman parte de las defensas naturales de los pulmones, disminuyen sus funciones y aumentan el riesgo de infecciones y enfermedades crónicas.
Además, el humo es clave en la neumonía infantil, una de las principales causas de muerte en niños menores de cinco años en los países en desarrollo.
Combustibles y cocinas limpias

La Organización Mundial de la Salud, estima que 4 millones de muertes prematuras cada año, tanto en niños como adultos, son a consecuencia de la contaminación interna del aire.
A raíz de esta problemática, en 2010, la Fundación de las Naciones Unidas y el Departamento de Estado de Estados Unidos, lanzaron una Alianza global para cocinas limpias, con el objetivo de fomentar la adopción de cocinas y combustibles limpios en 100 millones de hogares para 2020.

La iniciativa respalda que unas cocinas limpias pueden reducir las enfermedades y salvar vidas.
Sin embargo, un estudio realizado en Malawi en los últimos dos años, a cargo del doctor e investigador en salud respiratoria, Kevin Mortimer, sostiene que las cocinas libres de humo no reducen el problema.
Él y sus colegas, estudiaron 150 aldeas de dos de los distritos más pobres de Malawi (Chikwawa y Chilumba). Se les otorgó una cocina a la mitad de las familias, y tomaron al otro grupo, que seguía cocinando a fuego abierto, como grupo de contralor. Los investigadores monitorearon la salud de los niños de ambos grupos de forma regular.
¿Es esa la solución?

Tras monitorear la salud de 10.000 niños, los resultados mostraron que no había diferencia en los casos de neumonía entre el grupo intervenido y el grupo de control.
Los hornos utilizados para el estudio fueron distribuidos gratuitamente a más de 4.000 hogares. Las cocinas funcionan con el mismo combustible utilizado en las cocinas de fuego abierto, pero incorporan un ventilador con pilas para soplar el aire y ocasionar menos humos.
Los expertos esperaban que la reducción de humo conduciera a una reducción de la neumonía, pero eso no fue lo que sucedió.
Más evidencia

En Nepal, el profesor Jim Tielsch de la Universidad George Washington, también realizó un estudio para evaluar si las cocinas más limpias lograban reducir significativamente la cantidad de contaminación que las personas respiran.
Para el profesor es necesario centrarse en combustibles más limpios, y brindarle a los niños pequeños una mejor nutrición y vacunas contra las enfermedades.
Los expertos advierten que en las cocinas no está la respuesta, y es necesario proporcionar a las personas fuentes de energía más limpias.

La clave es descubrir qué conduce a las personas a elegir el combustible que usan para cocinar, ya sea por costos o disponibilidad, y de esa manera hacer que los combustibles limpios estén más fácilmente disponibles y accesibles.
Lo cierto es que para las familias más pobres, no es fácil acceder a esos combustibles limpios a corto plazo.
La investigación de Mortimer en Malawi sugiere que las cocinas limpias tienen beneficios, a pesar de no reducir la neumonía en los niños.

La Alianza Global para Cocinas Limpias continúa con sus esfuerzos de distribuir 100 millones de cocinas limpias para 2020. Para el final de este año se espera haber distribuido 63 millones.
Si bien tienen sus beneficios, las cocinas no son la forma de atacar el problema y es necesario pensar urgentemente en otras iniciativas que permitan atacar el serio problema de la contaminación que repercute en gran parte de la población mundial.
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