La vida en colonias del reino animal es algo que siempre ha sorprendido a la ciencia. Los altos niveles de complejidad que alcanza la conciencia grupal de estos grupos es algo sorprendente, y cuesta mucho averiguar con exactitud cuáles son sus patrones de conducta y comunicación para lograr semejantes reacciones en masa. Ejemplos típicos de la vida en colonia animal son las termitas, las abejas y las hormigas.
La conciencia social de las hormigas

Es en estas últimas donde científicos de la Universidad polaca de Jagiellonian han hecho una observación bastante significativa, y es que las mismas tienden a alargar su esperanza de vida promedio. Esto se lleva a cabo mediante el envío de las hormigas más viejas, y por lo tanto con menor esperanza de vida, a buscar comida a lugares lejanos de la colonia.
Mientras éstas se pierden en los pastos lejanos, las otras, más jóvenes y sanas, se quedan en el hormiguero produciendo el alimento necesario para alimentar las larvas y todas las “tareas domésticas” que demanda el hormiguero. Por lo tanto, puede concluirse que las hormigas hacen correr los riesgos más difíciles y lejanos a la colonia a sus miembros más viejos, puesto que tienen una menor esperanza de vida.
Esta conciencia social de las hormigas genera varias interrogantes. Para disiparlas, los científicos expusieron a unas hormigas de once colonias a dióxido de carbono, gas que acidifica su sangre y daña su sistema nervioso, y también dañándoles su cubierta para que contraigan infecciones.
Los resultados fueron sorprendentes. A las semanas de haber hecho esto, los investigadores comprobaron que las hormigas que habían dañado iban a buscar alimento lejos de la colonia. Un sentimiento de conciencia social que sería envidiado por cualquier comunista.
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