La ciencia no para de avanzar, ¿pero qué pasa en términos de igualdad de género?

Las dificultades de las damas para abrirse paso en un ambiente muy machista: la ciencia.

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Mucho menos mujeres que hombres

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A pesar de que cada año aumenta la proporción de mujeres que obtiene un doctorado en ciencias, las damas continúan postergadas en la ocupación de plazas relevantes en la docencia universitaria, los institutos de investigación y las empresas de tecnología.

Solo uno de cada 3 profesores adjuntos en materias relacionadas con la biología en las universidades estadounidenses son mujeres. Entre los profesores a tiempo completo, la proporción baja a uno de cada 5. Y a uno de cada 7 entre los jefes de departamento y decanos de las escuelas de Medicina. ¿Por qué?

Acoso terminal

Claire Pomeroy en la TEDxUCDavis.

Claire Pomeroy, bióloga de la Universidad de California y miembro de la junta directiva de la Fundación Lasker, abordó el tema recurriendo a su propia experiencia. Dicho sea de paso, el directorio de esa fundación, dedicada a la investigación biomédica, tiene 15 miembros y solo dos son mujeres.

En un artículo publicado en enero pasado en Scientific American, Caire relata que cuando estaba cerca de terminar la carrera para obtener su grado universitario, fue invitada a cenar por un profesor al que admiraba mucho.

Cuando caminaban hacia la residencia de Claire, después de la cena, el hombre comenzó a hacer contacto físico. Ella puso fin al ataque de manera inequívoca y se despidió amablemente del profesor. Para su sorpresa, al día siguiente su calificación había pasado de «Excelente» a «Aceptable»

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Claire no se desanimó por la injusticia, pero ¿cuántas veces una situación como esa ha desilusionado a una chica hasta el punto de abortar una brillante carrera?

Ni alterando los currículos

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Claire Pomeroy ha observado como algunas colegas suyas han abandonado prometedoras carreras y se pregunta qué tanto ha tenido que ver el acoso sexual.

Cuenta una curiosa experiencia que permitió comprobar la preferencia instantánea por el sexo masculino, incluso cuando tiene abiertamente menos méritos. Un hombre y una mujer optaban al mismo cargo. El currículo del varón era mucho más adecuado al perfil del cargo que el de la dama. Su selección estaba prácticamente asegurada.

Entonces vino el juego. Ambos currículos fueron alterados invirtiendo solamente los nombres y los sexos. Ahora la mujer parecía tener el cargo asegurado. El comité de selección escogió al hombre.

Otra experiencia que narra Claire es la cantidad de «chistes» malos sobre la sexualidad que ha tenido que soportar.

La ciencia ha tenido un avance trepidante en el último cuarto de siglo. En todo, menos al parecer en la igualdad de género.