La ciencia confirma que el cerebro de las mujeres podría estar sincronizándose con las hormonas

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El cerebro varía y cambia su estructura a lo largo de nuestra adultez. Esto se debe a que se comienza a adaptar a las distintas etapas de nuestra vida y se ve influenciado por distintos factores externos. Sin embargo, todos estos cambios suelen ser muy lentos.

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Pero en esta ocasión, científicos del instituto Max Planck descubrieron que el cerebro no solo es capaz de adaptarse a condiciones a largo término, lo puede hacer cada mes. En las mujeres, el nivel de estrógenos que varía durante el ciclo menstrual afecta directamente al cerebro y se produce una variación en la estructura del hipocampo.

El hipocampo se ubica debajo de la superficie cortical, en la región interior del lóbulo temporal. Es una región que es crucial para la memoria, el estado de ánimo y las emociones.

El hipocampo y la menstruación

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Durante el ciclo menstrual, las mujeres experimentan una serie de variaciones hormonales. Esto no solo tiene el conocido efecto sobre el estado de ánimo de las mujeres, también parecería alterar la estructura del cerebro. 

En su estudio, los científicos encontraron que cuando los niveles de estrógeno aumentan, el tamaño del hipocampo aumenta su volumen. Sin embargo, aún no está definido el efecto de estas fluctuaciones estructurales en el comportamiento y en las habilidades cognitivas.

Estas observaciones fueron realizadas en ratones y se debe aún confirmar que lo mismo suceda en los humanos. Si es el caso, eventualmente se podría conocer con más detalle en qué momento las mujeres se encontrarían más receptivas o más sensibles.

Esto podría ser útil no solo para comprender un poco mejor estas fluctuaciones del estado de ánimo, pero también para coordinar mejor posibles tratamiento terapéuticos. Es decir que cuando una persona se encuentra más receptiva es posible que la terapia resulte más efectiva.

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Por otro lado, este estudio le abre la puerta a la investigación del  trastorno disfórico premenstrual que genera un dolor severo y síntomas psicológicos comparables a episodios depresivos. Para entender mejor este desorden que afecta al 3 % de las mujeres, es necesario primero entender como el cerebro varia en función del período de una persona que no lo padece.