Gran exponente de la Fe católica y de la arquitectura gótica, la Catedral de la ciudad de Albi, en Francia, está dedicada a Santa Cecilia. Más parecida, en su exterior a una fortaleza que a un templo cristiano, se comenzó a construir a fines del siglo XIII para contrarrestar lo acaecido con los cátaros (considerados herejes por el catolicismo) en el sur francés. Se levanta en lo alto de una colina junto al Río Tarn y termina de construirse en el siglo XV.
La Catedral de Santa Cecilia de Albi


Un forzoso comienzo
En el año 1282 dirigió el comienzo de las obras el Obispo de Albi, quien era a su vez Jefe de la Inquisición, Bernard de Castanet. No utilizó en ella frágiles vitrales como se usaba en el norte del país por aquel entonces, sino que levantó sólidas paredes de ladrillos con contrafuertes redondeados, tomando como ejemplo el propio Palacio del Obispado que también aún permanece en pie.

La Catedral, de planta alargada, con un semicírculo cerrando uno de los lados cortos del rectángulo, es el edificio más grande que existe en el mundo construido con ladrillos. Su exterior adusto no se condice con el interior, el cual rebosa en obras de arte: La alta nave, los arcos de madera, las estatuas policromadas (33 figuras del Antiguo Testamento y 15 del Nuevo, los Doce Apóstoles, la Virgen, San Pablo y Juan el Bautista; 70 ángeles y dos emperadores, Carlomagno y Constantino) y los frescos realizados en la bóveda que muestran escenas pastoriles y eventos narrados tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento. Dos de las secciones están dedicadas, por supuesto, a Santa Cecilia.
Más y más Arte
La extraordinaria pintura al temple sobre el Juicio Final (que está debajo del magnífico órgano considerado como uno de los tres mejores de toda Francia) de casi quince metros por dieciséis, muestra una escena dividida vertical y horizontalmente, ubicando a los bendecidos a la izquierda y a los condenados a la derecha; el Cielo se extiende todo a lo largo de la parte superior y el infierno en la de abajo, donde pueden verse monstruos demoníacos y sufridos humanos representando los siete pecados capitales, en este caso sólo seis porque el pintor parece haber olvidado la pereza.

El imponente campanario, una torre de casi ochenta metros de altura, se destaca del conjunto. Se podría decir que es rectangular aunque tiene las esquinas redondeadas. La parte superior es octogonal y está decorada con gárgolas talladas en piedra. El elaborado pórtico sur fue agregado por el Obispo Dominique de Florence, entre fines del siglo XIV y comienzos del XV.
En la ciudad de Albi encontramos confortables hoteles y albergues, la comida es exquisita (como toda la del sur de Francia) y en los alrededores los paisajes son excepcionales. Para obtener unas buenas vacaciones nada hay mejor que mezclar el Arte, en este caso arquitectónico religioso, con el placer.
¿Conocían la Catedral de Santa Cecilia de Albi? ¿Querrían visitarla?







