La antigua ciudad de Mostar

La antigua ciudad de Mostar se encuentra junto al Río Neretva, dentro de Bosnia y Herzegovina; tiene una superficie cercana a los cien kilómetros cuadrados. La ciudad fue llamada así por su famoso puente, el Stari Most y los mostari que eran quienes cobraban la contribución o peaje para atravesarlo.

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Romanos, centroeuropeos y turcos

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Debajo de la actual ciudad se encontraron vestigios de un asentamiento romano. Durante la Edad Media, el poblado prosperó puesto que se encontraba sobre una ruta comercial que unía el Mar Adriático con las minas del centro de Bosnia. El Fuerte Cim fue construído en la primera mitad del siglo XV y en la segunda mitad del mismo cayó en poder de los turcos otomanos. En el siglo XVI la ciudad fue fortificada y el viejo puente de madera pasó a ser de piedra; con 28 metros de largo y 20 de alto, era toda una maravilla para la época.

El primer templo religioso que hubo perteneció a la Iglesia Ortodoxa Serbia. Después de la Segunda Guerra Mundial se levantaron varias represas hidroeléctricas sobre el río y se desarrolló la industria de la región; el aluminio constituye en la actualidad una de sus mayores exportaciones. A partir del año 2005 la parte antigua de la ciudad fue incluida en la lista de Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO y el turismo comenzó a florecer.

El arte, la arquitectura y la gastronomía

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Parte de las antiguas fortificaciones que pueden visitarse son la Torre Hercegusa, erigida en el medioevo y las torres Halebinovka y Tara de confección otomana; también las mezquitas Cejvan Cehaj, en pie desde 1552 y Koski Mehmed Pasa, construida en 1617; o el Gran Bazar Kujundziluk. Numerosas ferias internacionales congregan a visitantes de todo el mundo, áreas como el arte, la gastronomía, el teatro ( Festival Mostarska Liska), la música ( Festival Melodije Mostara) y la literatura cuentan cada año con sus días festivos. Durante el verano se celebran las Veladas Poéticas y encuentros corales.

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De su extraordinaria gastronomía se destacan la incomparable musaka (similar a la lasaña pero con berenjenas) y los cevapcici (carne picada arrollada a modo de salchichas que se calienta sobre las brasas); entre los postres el baklava (pasteles de masa filo con relleno de nueces y bañados con almíbar o miel), las delicadas tufahije (manzanas cocidas en agua azucarada) o granadas e higos frescos cultivados allí mismo. Para pasar las mejores vacaciones, con mucha historia, paisajes incomparables, imponente arquitectura y exquisitos platos típicos.

¿Visitarían Mostar? ¿Por qué?