Kosovo es un país que todavía se encuentra en lucha por ser reconocido como tal. Solo un tercio de los países del mundo lo reconocen como un Estado, y es poco probable que entre a la ONU en un futuro cercano, debido a que Rusia y China desconocen su soberanía (hay que recordar que ambos países tienen derecho a veto en el consejo de seguridad de la ONU).
Kosovo, ¿país o territorio?


Sin embargo lo que hace interesante a este lugar es que culturalmente hablando, Kosovo se encuentra en un punto donde convergen varias culturas: en Europa del Este se combinaron la cultura europea, musulmana y rusa. La historia de este país es de dominación, pues siempre estuvo bajo el yugo de otros. Durante la edad media estuvo en conflicto con el imperio otomano, que finalmente lo terminó por conquistar. Después de la desintegración del imperio en el siglo XX, Kosovo siguió estando atado a Yugoslavia, que a la vez estaba del lado soviético.

Después de desintegrarse en la década de 1990, Kosovo quedó integrado al territorio de Serbia, pero las diferencias entre albaneses (musulmanes) y serbios (cristianos ortodoxos) y la limpieza étnica llevada a cabo por Milosevic obliga a que el territorio busque su independencia. Finalmente, en 1999 consigue separarse de Serbia y que este no tenga injerencia dentro de Kosovo, pero su reconocimiento es un proceso que sigue en marcha.
Si viajas a Kosovo, lo más probable es que el primer lugar al que llegues es su capital: Pristina, pero tratándose de un país pequeño, cualquier atractivo turístico queda cerca.

En Kosovo se pueden encontrar varios edificios religiosos que vale la pena buscar, como el monasterio de Gračanica en Pristina, el monasterio de Decani en Peja, o la Mesquita de Sinan Pasha, en Prizren. Muchos de estos edificios fueron edificados en el siglo XIII.
Si también planeas visitar Serbia, es recomendable que visites este país primero y Kosovo después, ya que Serbia rechaza pasaportes con sello de Kosovo.







