Un país entero dedicado a ser feliz y a vivir despreocupadamente, al menos esa es la idea que nos ronda la mente cuando pensamos en la bella Jamaica, el alma del Caribe. Sus habitantes siempre ostentan una amable sonrisa (a veces con no todas las piezas dentales en su sitio), caminan moviéndose como al compás de la música y van sacudiendo su cabeza que rara vez peinan pues su moda por largo tiempo han sido las famosas “rastas” que los caracterizan.
Jamaica y el arte de disfrutar la vida

Bob Marley y su leyenda
Son inigualables su mar color turquesa, sus playas blanquísimas bajo el brillante sol y su música que invita al cuerpo a moverse con el suave son: el reggae. El creador de este ritmo, Robert Nesta Marley, más conocido como Bob Marley, nació en Nine Miles, un pequeño pueblito entre las montañas del norte de la isla.
No hay carteles que indiquen cómo llegar hasta allí pero nadie puede perderse; todo está adornado con los colores de la bandera etíope (amarillo, rojo y verde) y en las sencillas casas cuelgan retratos de Haile Selassie; los nativos practican el culto rastafari, sin cuya prédica Marley no hubiera sido, tal vez, quien fue.
Además de la marihuana y las rastas, la religiosidad de los jamaiquinos no deja de llamar la atención de cuantos los visitan, los domingos en los pueblos hay una escena recurrente en la que grupos de grandes y chicos recorren los caminos, cruzando las colinas, vestidos con elegante humildad y una Biblia bajo el brazo para asistir a los servicios.
Algunos llevan instrumentos musicales con los que alegrarán la ceremonia y acompañarán la prédica. Hay templos anglicanos, bautistas, metodistas, mormones y, por supuesto, rastafaris.

Turismo internacional en Jamaica
Hay dos puertas internacionales, Montego Bay y Kingston y hay rutas asfaltadas que unen las principales ciudades. Los hoteles son de primerísima categoría y hay también resorts donde se puede disfrutar de un partido de tenis, o pasar la tarde jugando al golf, ir al gimnasio o al sauna, practicar submarinismo y muchos otros deportes acuáticos.
Hay comidas para todos los gustos, aunque los platos típicos son en base a pescado o pollo con salsas agridulces o picantes, acompañados por arroz o porotos; también se puede disfrutar de una buena langosta o de mariscos de excelente calidad.
La temperatura promedio es de 27 grados centígrados, que sumados a todo lo enumerado anteriormente nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo podría no ser la industria del turismo la más floreciente de este envidiable paraíso?

¿Qué destinos de playa te gustaría conocer? ¿Qué te gusta o no de la cultura rastafari?







