Jaipur: La ciudad de color rosado

Imagen thinkstock

En India todo es milenario: su cultura, su sistema social, sus religiones y sus edificios. Dentro de ese bullicio de gente y de animales libres que vagan aquí y allá se respira un aire de grandeza, de respeto. Todo es sagrado para ese pueblo y se siente, aunque seamos meros espectadores que lo visitan. Una ciudad en especial llamó nuestra atención dentro de ese inmenso país, Jaipur (emplazada en medio de las Sierras de Aravalis, en el Estado de Rajhastán), por la extraña particularidad que la distingue: es de un color rosado que difícilmente identifiquemos luego con otra cosa, pues pasará a ser en nuestras mentes el color de Jaipur.

PUBLICIDAD

Palacios y más palacios

Aunque la tradicional ciudad completa, erigida en el siglo XVIII, revive hasta el más dormido de nuestros sentidos, hay lugares que llaman más la atención, por uno u otro motivo, por ejemplo el llamado Palacio de los Vientos ( Jawa Mahal); nombre que recibe por las casi seiscientas ventanas cubiertas por entreabiertas celosías que permiten la entrada del aire fresco que proviene del este. Su fachada presenta un escalonamiento lateral a medida que los pisos ascienden, mostrando un singular aspecto que no llega a ser piramidal. Frente al él una curiosidad científica se levanta, el antiquísimo Observatorio de Jai Singh, o Yantralaya, en el que se podían calcular, desde tiempos inmemoriales, la hora, la ubicación de los planetas y hasta los días de los eclipses con una precisión sorprendente.

Imagen thinkstock

Otra particularidad de Jaipur es su Palacio Principal, rodeado de bien cuidados jardines y cálidos patios que ocupa gran parte del sector viejo de la ciudad; hay un lugar privado dentro de la propiedad en el cual siguen viviendo los miembros de la antigua realeza de la región. Y está también el conocido como Palacio de la Bienvenida, que fue construido en el año 1900 y guarda gran parte de la historia a través de ropa de distintas épocas, armas, utensilios y joyas.  

Festivales de alegría y color

En Jaipur se celebra cada año, entre marzo y abril, el Festival del Elefante, un día antes de la Fiesta de los Colores. Los bellos animales son engalanados con hermosas telas bordadas a mano, se colocan ajorcas en sus patas que tintinean alegremente con cada paso que dan y se los pinta con todos los colores del arco iris. En el lento desfile son acompañados por caballos y también por camellos para alegría de los visitantes que no cesan de fotografiarlos y filmarlos.

Imagen thinkstock

A tan sólo quince kilómetros, sobre uno de los montes que rodean la ciudad, se puede visitar el Fuerte de Jaigarh. Las vistas desde allí son impresionantes y recorriéndolo tendremos acceso a  la armería y al museo, con un paseo de dos horas lo conoceremos y disfrutaremos a fondo. Y para los más aventureros existe una propuesta sin par: la ascensión al Fuerte Amber, ubicado en una colina cercana, a lomo de elefante, algo realmente maravilloso.

PUBLICIDAD

Más que una fortaleza parece un tranquilo palacio oriental, invadido en la actualidad por monos pero que no molestan a los turistas para nada. En su patio central quedan los elefantes aguardándonos e iniciamos un recorrido que será inolvidable.

Puertas colosales, figuras y bajorrelieves tallados en la piedra y un bellísimo Salón de los Espejos. Una construcción del año 1592 totalmente llevada a cabo en arenisca roja y mármol. Ambos fuertes están interconectados y formaban una sola unidad en el pasado.

Visitar Jaipur, la ciudad rosada, es un placentero lujo.

¿Les gustaría visitar Jaipur? ¿Conocían acerca de este sitio?

Relacionados: