Interferencia rusa en elecciones estadounidenses: nuevo documento filtrado reaviva las sospechas

La historia de la presunta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses se ha convertido, lógicamente, en una de las más intrigantes y debatidas de la política internacional en el agitado escenario de la era post-Trump.

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Tiene todos los ingredientes necesarios para eso: espionaje, conspiraciones, documentos secretos, filtraciones, hackeos, sabotaje a la democracia y hasta un nostálgico sentimiento que nos retrotrae a la Guerra Fría.

Ya a principios de 2017, antes de que Donald Trump asumiera la presidencia, la inteligencia estadounidense había llegado a la conclusión de que los alegatos sobre esta interferencia rusa eran altamente factibles, y consideraron que Vladimir Putin había ordenado personalmente una campaña para perjudicar las chances de la candidata demócrata Hillary Clinton, incluyendo el famoso hackeo de los servidores del Comité Nacional Demócrata y la consiguiente filtración a WikiLeaks.

Se establecieron, además, vínculos de la campaña de Trump con oficiales rusos, que se extendían en el tiempo por lo menos hasta 2015.

Estas conclusiones iniciales, que sostienen que los alegatos sobre la interferencia rusa son «altamente confiables», fueron reafirmadas por oficiales de inteligencia en mayo de 2017, con Trump ya en la Casa Blanca.

Ese mismo mes, Donald Trump despidió al director del FBI, James Comey, que estaba a cargo de una de las investigaciones al respecto, en un movimiento que, pese a que se argumentó con otra excusa, fue visto como un sabotaje de la investigación.

Hasta ahora, nada ha podido ser probado de manera concluyente, y además todos los alegatos refieren a diversas tácticas de influencia por parte del gobierno y la inteligencia rusos: sacar a la luz las irregularidades de la interna demócrata, filtraciones, apelar a la desinformación y hasta a los trolls en redes sociales.

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Pero nunca afectando directamente el sistema electoral o el conteo de votos.

Un reporte crucial

Imagen Getty Images

Para cambiar eso, ha llegado un nuevo documento perteneciente a la NSA, la Agencia de Seguridad Nacional, que ha sido filtrado a la prensa.

El medio The Intercept fue el que difundió los detalles de este documento, un reporte elaborado por la NSA que sostiene que la inteligencia militar rusa perpetró un ciberataque en «al menos uno» de los proveedores de software para las elecciones estadounidenses.

Parte del ataque consistió en enviar correos electrónicos de tipo phishing (o spear phishing) a más de 100 funcionarios electorales locales, apenas días antes de la elección del 8 de noviembre, para falsear sus identidades.

Según The Intercept, el documento, que les fue entregado anónimamente y fue luego autentificado de manera independiente, no detalla los datos de inteligencia específicos en los que se basa este análisis.

Asimismo, tampoco saca conclusiones respecto a cómo este ataque puede haber afectado el resultado final de la elección.

Un oficial de inteligencia consultado por el medio restó dramatismo e importancia al asunto: sostuvo que este reporte no puede ser utilizado para sacar ninguna conclusión definitiva, ya que un único análisis no es necesariamente concluyente.

Sin embargo, el reporte ha sido considerado como el indicio más fuerte y concreto sobre la presunta interferencia rusa en las elecciones, y según consigna The Intercept, «sugiere que los intentos de hackeo de Rusia fueron mucho más allá de lo que se suponía hasta ahora, llegando hasta el sistema electoral».

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Business Insider de hecho recogió otras opiniones que van en este sentido.

Bob Deitz, un hombre que se desempeñó como oficial de inteligencia de la CIA y la NSA durante las administraciones de Clinton y Bush, dijo que «esto es de hecho algo muy grande». Aunque matizó sus dichos cuando habló sobre los posibles efectos del ataque: «es una suerte que las elecciones presidenciales estadounidenses estén tan localizadas, lo que hace muy difícil que ocurra un hackeo efectivo».

Otro ex espía y agente de la CIA, Glenn Carle, aseguró que este reporte es «otro ejemplo más que evidencia que se trató de una operación muy coherente y elaborada. Y eso es muy significativo».

Lo más importante en los próximos días, según estos especialistas, es ver cuál es la reacción de Donald Trump ante este documento.

«Si no condena categóricamente esta interferencia o intento de interferir con el mecanismo del proceso democrático» aseguró Claire Finkelstein, experta en seguridad nacional y profesora en la Universidad de Pennsylvania, «eso será por sí mismo algo extremadamente sospechoso».