Insólito: Tras la marcha, la policía reprimió a mujeres que sacaban fotos, cenaban o esperaban el colectivo

Una vez más la policía mostró su peor cara cuando, después de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, efectivos salieron a reprimir a mujeres que se encontraban en la calle sacando fotos, esperando el colectivo y cenando con amigas.

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Minutos antes de las 12 de la noche comenzaron a surgir reportes a través de las redes sociales de gente en la zona de la marcha siendo detenida arbitrariamente por la policía. La misma estaba pacíficamente en la calle en un sector alejado a la Plaza de Mayo.

Según los primeros reportes, una mujer incluso se encontraba esperando el colectivo cuando uniformados (algunos de civil) se acercaron a detenerlas violentamente. El grupo, en el que también se encontraban algunos hombres, fue llevado a una camioneta, donde permanecieron durante horas acusados de «resistencia a la autoridad».

Afortunadamente, los detenidos -había unos pocos hombres incluidos- fueron acompañados por un numeroso grupo de personas que hicieron una vigilia en la puerta de la comisaría aguardando su liberación, mientras esperaban a abogados que se acercaron de oficio a asistirlos.

Los detenidos quedaron a disposición del Juzgado Nº16, a cargo de la Dra Bruniard, quien se encontraba en su casa al momento de los disturbios e inicialmente no recibió a los abogados de las víctimas ni constató la salud de los detenidos.

Si bien por la mañana se recurrió a una jueza que firmó su liberación inmediata,  los oficiales los retuvieron durante algunas horas más, desoyendo la presión de jueces y abogados que se encontraban interviniendo en la causa. 

Se desprende del caso que la policía esperó a que la movilización se disperse y las cámaras se fueran de la zona para ordenar lo que coloquialmente se denomina como «razzia», es decir una caza arbitraria de personas para detenerlas sin motivo de sospecha alguno.

Cabe recalcar además que estas personas  no habían participado de ningún disturbio y que, aún si lo hubieran hecho, nada justifica el accionar violento y represivo de quienes, supuestamente, nos tienen que proteger.

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Recordemos que después es esta misma policía la que debe tomarle la denuncia a una víctima de violencia de género, testimonio que muchas veces es desestimado y culmina en femicidio, tal como sucedió en varias oportunidades.

El suceso pone un broche lamentable a la movilización, aunque no la empaña.

El reclamo de las mujeres está más vivo y fuerte que nunca. Lejos de disciplinar, el accionar de la policía nos demuestra una vez más que, a la hora de conquistar derechos, ni el bastón más grande va a poder detenernos.

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