Identidad charrúa en el Uruguay: entrevista con el presidente del Consejo de la Nación Charrúa

En la sociedad uruguaya, se le llama "charrúa" al equipo de fútbol nacional cuando es glorioso y " garra charrúa" a una demostración de coraje inaudito. También se dice "hablar como indio" y hacer algo "a lo indio" cuando un desempeño es deficiente, ignorante, torpe.

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En la cultura uruguaya, "Fructuoso Rivera" es nombre de calles y avenidas, de monumentos y de un departamento. Fructuoso Rivera es también el primer presidente de la Nación y el principal instigador del genocidio de los indígenas charrúas. Y es que, en la historia del Uruguay, creación del Estado y genocidio charrúa van de la mano.

Según la antropóloga Mónica Sans, aproximadamente un tercio de la población uruguaya tiene un ancestro indígena por línea materna. Sin embargo, los resultados del último censo nacional (2011) indican que el 2,4% de la población uruguaya declaró la ancestría indígena como principal y que sólo el 4,5% reconoció tener al menos un ancestro indígena. ¿A qué se debe este desfasaje en las cifras? ¿Dónde se esconde el Uruguay charrúa? ¿Entre los silencios? ¿Entre los recovecos del entramado social del racismo, el clasismo y la voluntad de proteger la ficción de un relato nacional impecablemente europeo? El Uruguay charrúa: ¿se esconde o no se quiere ver?

Actualmente, numerosos grupos de indígenas y descendientes de indígenas trabajan para rescatar el legado cultural charrúa y para imponer la cuestión indígena en el debate público.

Para conocer mejor esta temática, hablamos con Martín Delgado, presidente del Consejo de la Nación Charrúa de Uruguay (Conacha), grupo que integra diez organizaciones y comunidades charrúas de diferentes puntos del Uruguay.

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I. La lucha charrúa actual: reivindicaciones y estrategias

¿Cuáles son las principales reivindicaciones actuales de los charrúas en Uruguay?

En primer lugar el reconocimiento del genocidio y de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el estado uruguayo hacia nuestro pueblo en el siglo XIX, sucesos que luego se mantuvieron en la invisibilizacion, la negación y la exclusión. Es nuestro objetivo más antiguo. La actual Ley 18.589 [creada en el año 2009, declara “el día once de abril de cada año Día de la Resistencia de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena” y establece “el reconocimiento del aporte y la presencia indígena en el proceso de nuestra conformación nacional”] habla solamente de los "sucesos" ocurridos. Lo que se pide es que se diga específicamente que son crímenes de lesa humanidad.

En segundo lugar pedimos que Uruguay ratifique el Convenio 169*. Esto a un estado tan centralista como el uruguayo es algo que le cuesta, ya que uno de los ejes del convenio es reconocer ciertas fases de libre determinación de los pueblos indígenas.

También luchamos por el medio ambiente, el derecho a la educación y para que la gente se auto-reconozca y rompa con la invisibilización.

¿Qué estrategias emplean en su lucha?

La visibilidad de nuestra organización, de la temática y de nuestra historia. Apelamos a la sensibilidad de la gente, a las historias familiales, a los procesos de la historia regional. Además, fomentamos el involucramiento mediante la formación a nivel organizativo.

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¿Se puede decir que hay un resurgir de la cuestión charrúa en los últimos años? ¿A qué factores se debe eso?

Siempre hubo gente que se auto-identificó y mantuvo su identidad, pienso por ejemplo en los denominados “ últimos charrúas” que han aparecido a lo largo de la historia en archivos periodísticos regionales y en investigaciones etnográficas. Pero es a finales de los años 1980, después de la dictadura militar, que empieza el proceso de organización de las comunidades, de la gente. El aumento en la visibilidad y presencia de los últimos años se debe a varios factores. En lo nacional: la salida de la dictadura militar significó el destape de muchas cosas en el Uruguay, se empezó a reflexionar sobre la historia del país, sobre la idea de que ese país “democrático y tolerante” no era tan así, y que siempre hubo un germen de autoritarismo en el estado que no necesariamente comenzó y terminó con la última dictadura, sino que se mantiene desde los orígenes mismos del estado. Esto fue un proceso de remoción interna de la sociedad.

En cuanto a los factores internacionales: las movilizaciones por los 500 años en América Latina, el surgimiento de muchos movimientos indígenas latinoamericanos, el levantamiento zapatista, la asunción de un presidente indígena en Bolivia en el año 2006. A nivel de los movimientos sociales y políticos occidentales siempre se considera que el indígena no es un sujeto político; siempre está esa idea de tutelaje. A partir de las luchas de los años 1980 y 1990, el movimiento indígena a nivel internacional se posiciona como un sujeto político incluso de más relevancia que el propio sindicalismo latinoamericano. En países como Bolivia y Ecuador, es el movimiento indígena el que marca la agenda social, no el sindicalismo u otros movimientos más “tradicionales”. Eso cambia la perspectiva histórica de la conceptualizacion de lo indígena. Y estos discursos se van transversalizando con la realidad nacional. En general, en todo el continente, en los años 1990 y 2000 hay un despertar de lo indígena, y el Uruguay no es ajeno.

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En el siglo XXI, las organizaciones indígenas uruguayas se vinculan con organizaciones indígenas internacionales y las reivindicaciones, que en un principio eran más culturales y de derecho identitario, se van tornando más políticas, más de reivindicación social.

II. El Uruguay charrúa: resistencia, renacimiento, revolución

Lilia Castro, vicepresidenta de Conacha.

¿Cuál es la situación de la lengua charrúa actualmente?

Nosotros estamos prácticamente en una situación de muerte lingüística. Ese fue uno de los ejes centrales de la represión del estado y de la reforma educativa de José Pedro Varela: eliminar la diversidad lingüística. Y tuvo mucho éxito en ese sentido, ya que no hay casi hablantes. En Entre Ríos [Argentina] hay un hablante que mantiene la lengua por tradición oral. En Uruguay las personas que retienen algunas palabras lo hacen también por transmisión oral. Es muy importante el auto-estudio de la lengua; la gente que viaja para contactarse con hablantes y aprender desde ahí.

¿Hay posibilidades de recuperación?

Sí, pero es un proceso complejo y lento. Porque no es nuestra lengua materna.

¿Cuál es la situación de otros elementos culturales?

Lo que subsiste más es el tema de la medicina tradicional, el conocimiento de las plantas medicinales en relación con el universo cosmogónico y mágico, el culto a la luna. Estas creencias se mantienen muy fuertes en el interior, incluso, en muchos casos, mestizadas con sincretismo católico. Para la gente no es un cuestionamiento, tienen a Jesús y a la luna, y es así. También está el tema del relacionamiento territorial y los sistemas productivos como la doma del caballo y  la cura de los animales.

Este año el Día Internacional de los Pueblos Indígenas estuvo dedicado al derecho a la educación. ¿Cómo se aplica eso en Uruguay? ¿Cómo entienden ustedes esa lucha en torno a la educación?

En el año 2006 participamos del Congreso Nacional de Educación. Aunque no fueron tomadas todas nuestras propuestas, la nueva ley sí incorporó el hecho de empezar a contar la historia indígena y afrodescendiente en los textos educativos. En los textos educativos no hay historia antes de la llegada de los europeos a América, los pueblos originarios siempre son el pasado, no se habla de ellos en el presente. Lo único que se dice es que eran "salvajes y feroces", que vivían de la guerra y el pillaje, que eran nómades, vagando de un lado para otro, sin destino. Esa es la visión más clásica que ha permeado a generaciones enteras. Necesitamos cambiar esa visión histórica y reestablecer el hecho de que los indígenas no sólo fueron sino que también son. Otro desafío es la educación intercultural: sistemas educativos específicos para los pueblos, combinando los saberes de las comunidades con los del estado. El convenio 169 habla específicamente de eso.

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¿Cómo se consideran los charrúas en relación a la sociedad uruguaya?

Hay muchas interpretaciones y diversidad de opiniones, y juega mucho el factor generacional. La gente más mayor se siente parte del resto de la sociedad porque fue la que vivió los procesos de nacionalización más fuertes. Parte del cuestionamiento que se hacen está en decir: "Nosotros peleamos en las guerras de independencia y ayudamos a luchar por el estado, ¿y el estado no nos reconoce?". Eso les provoca un sentimiento de abandono, pero a la vez se sienten parte del estado. Las generaciones más jóvenes le hacen un cuestionamiento más radical al Estado: “El Estado no nos quiere, no lo vamos a querer. El estado simboliza la opresión de nuestro pueblo, por ende luchamos por un nuevo estado o un 'no estado', ya que el relacionamiento histórico con la república es en base a la opresión y el genocidio".

¿Cómo fue tu camino personal de des-construcción y fortalecimiento de tu identidad?

En mi caso, por parte de mi abuela paterna siempre se mantuvo la cuestión de que nosotros éramos indios, eso sí, nada de "indígenas" o "pueblos originarios". Siempre fue algo de la casa para adentro, nunca algo público. El espacio público es para la identidad nacional. La idea es que lo indígena pertenece a lo privado, también por un tema de discriminación. A mí me ayudó mucho relacionarme con otros charrúas y descendientes. A los 13 años conocí la comunidad Inchalá, ellos estaban haciendo una cuestión teatral sobre el tema del genocidio de Salsipuedes. Cuando conocí a otras personas, comenzó mi proceso de descolonización. Me costó mucho decirme charrúa y no descendiente. La primera vez que me auto-identifiqué como charrúa fue en la 4ta Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas del Abya Yala, en Perú, en el año 2009. En ese contexto indígena me sentí orgulloso de mis raíces. Acá en Uruguay el contexto social nunca me lo había permitido. Ahí uno se empodera más y se planta más firme. Y después está el tema de la búsqueda, de aprender de las raíces de uno, leer libros y aprender que estos no dicen todo. Hay que ir al interior del país, en busca de los viejitos que tienen historias, muchas historias. Ahí está la esencia del pueblo. La auto-formación se hace en conjunto, la construcción de la identidad no es sólo individual sino que también es colectiva. Debido a la presencia constante y al vínculo con distintas comunidades, en el año 2014 me eligieron como vocero del Conacha.

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III. El futuro charrúa: descolonizarse y hacer existir

Desde hace ya un par de años, asistimos a una revalorización de figuras que simbolizan luchas anti-colonialistas: Thomas Sankara en Burkina Faso, Patrice Lumumba en el Congo, Frantz Fanon o Aimé Cesaire en el Caribe y África del norte, entre muchos otros. También estamos siendo testigos de un  resurgir del pensamiento poscolonial, cuyo objetivo es pensar las sociedades contemporáneas bajo el prisma del legado cultural del colonialismo. Reflexionar sobre los procesos de construcción del Otro y analizar las maneras en que la epistemología (la construcción de los saberes) reproduce ciertos modos de dominación, son parte de esta tarea. La epistemología decolonial es un conjunto de reflexiones y prácticas teóricas que apuntan a descentralizar y desoccidentalizar el pensamiento. El objetivo es permitir la emergencia de otros saberes.

Sobre esta temática, el entrevistado nos habla de la manera en que la historia se escribe y se construye: 

La mayoría de los estudios antropológicos o históricos se basan en las crónicas, desde la perspectiva de los cronistas. Muy pocos investigadores han hecho el ejercicio de ponerse del otro lado para reflexionar sobre cómo interpretaban nuestros antepasados esos hechos históricos. Las crónicas están muy relacionadas a las acciones militares o a los misioneros, tenían entonces el objetivo de derrotar militarme o de evangelizar. Hay también abundantes partes policiales, llenos de conceptos racistas y clasistas. ¿Por qué se considera que las crónicas son válidas? Porque fueron escritas por colonizadores. La tradición oral, la memoria de una familia, todo eso es cuestionable porque no fue escrito por un agente de peso social. Ahí vemos la desigualdad y la colonización epistémica. Hay muchos conocimientos que no aparecen en las crónicas de los colonizadores, y que deben ser respetados igual que los otros.

¿Cuáles son las principales figuras charrúas (de la historia o actuales) que ofician como líderes o como inspiraciones?

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Zapicán es el primer cacique que organiza una confederación de tribus para enfrentar a los españoles. En principio logra derrotarlos, hasta que éstos piden refuerzos. Otros ejemplos históricos son  Vaimaca Perú y Sepé. Vaimaca fue un cacique muy combativo, peleó en las guerras de independecia, fue parte de la escolta de Artigas [máximo prócer uruguayo], participó en la conquista de las misiones con el ejército de Rivera. También vivió el exilio en Francia, en los zoológicos humanos, junto con  GuyunusaTacuabéSepé fue el último cacique en rendirse en armas, el último en dejar la lanza. Eso lo hace mítico.

En cuanto a los referentes más modernos, tenemos a Bernardino García [bisnieto de Sepé]. Él planteó la recuperación de tierras en 1988, basándose en otro reclamo territorial hecho por su padre, Lino García, en 1948. Ese dato es muy poco conocido, porque sucedió en una época en la que a nadie le interesaban estas cosas. Eso genera mucha admiración. Rosita Alvariño, que murió en el 2007, fue la que organizó las comunidades charrúas de Entre Ríos con las organizaciones de Uruguay. Hizo hincapié en el hecho de decir que nosotros somos charrúas, no descendientes: "decir descendiente es de colonizador, tenemos que estar orgullosos". Otra gran referente ha sido Mónica Michelena, que está en la lucha hace más de 25 años. Y, en general, muchas mujeres que, en silencio, fueron las transmisoras de la identidad en épocas en las que se discriminaba mucho. Es por eso que hoy en día estamos acá.

Mónica Michelena y Bernardino García

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¿Piensan que el contexto actual de resurgimiento del pensamiento poscolonial y de conceptos como la reparación podría jugar a favor de su lucha?

Cada vez se está tomando más conciencia de que el desarrollo y el enriquecimiento económico de potencias europeas, y de otras potencias, no se debe a ideas del estilo “la cultura europea es más refinada”, sino que es principalmente a causa del proceso de despojo histórico de otros pueblos. " Vos me tratas como un subdesarrollado pero tu desarrollo fue a costa del mío". En la interna de los propios países se reproduce esa lógica, hay una conciencia mayor de la brutalidad que son los crímenes de lesa humanidad, pero los estados reconocen menos. Uruguay fue el primer país del mundo en reconocer el genocidio armenio. Eso es algo positivo. Pero claro, el estado uruguayo no tiene ninguna obligación en relación a eso, al que compromete es al estado turco, por eso Turquía no lo reconoce aún. Y por eso mismo en Uruguay ha costado mucho el reconocimiento de los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura militar y durante el genocidio charrúa, porque es lo que lo compromete.

En la reunión que tuvimos con el vicepresidente Raúl Sendic, él nos dijo que "todo el mundo sabía que había descendientes y que hubo genocidio", pero que "no hay consenso político a la hora de realizar políticas que comprometan al estado uruguayo en una cuestión reparatoria". No quieren comprometer el gasto público del estado sobre el tema. Eso habla de ciertas lógicas. Por un lado se nos reconoce como sujeto social y víctima de violaciones de derechos humanos pero por otro lado el estado no se quiere comprometer en gastar recursos para nosotros. Eso hace que uno tenga que repensar las estrategias de lucha y el relacionamiento con el estado.

Martín Delgado, Raúl Sendic (vicepresidente del Uruguay), y Lilia Castro.

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* El Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales es una convención adoptada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1989. Es el principal instrumento internacional sobre derechos de los pueblos indígenas. Actualmente, el convenio ha sido ratificado por 22 países (la mayoría de ellos latinoamericanos). Uruguay, Estados Unidos, Canadá, y Australia , entre otros, siguen sin haberlo firmado.

Así te lo contábamos: ¿En qué consiste el concepto de reparaciones por colonialismo o esclavitud?