La crisis del coronavirus (COVID-19) ha dejado muchas lecciones. Con su propagación en diferentes partes del mundo, hizo evidente la problemática de la desigualdad y los privilegios marcados por igual.
Honduras no está listo para el coronavirus: miles de familias la están pasando mal


Por ejemplo, en Honduras, donde actualmente hay registro de 36 casos de personas infectadas por el COVID-19, implementar las medidas de prevención no es tan sencillo.

Esto por dos principales razones: muchas personas no tienen acceso a agua limpia para el lavado de manos, y por otro lado no pueden permitirse la cuarentena (con salarios por hora, deben seguir trabajando para garantizarse el sustento).
A pesar de lo anterior, el gobierno liderado por Juan Orlando Hernández, ordenó el pasado 15 de marzo el cierre de todas las oficinas gubernamentales e insistió en la cuarentena para quienes pudieran permitírsela.

Cuando el gobierno ordenó el cierre de mercados y comercios, causó especial molestia entre los hondureños, quienes protestaron en las calles con una simple consigna en sus pancartas: si no salen a trabajar, no tienen qué comer.

Alrededor del 60 % de la población de Honduras vive en un estado de pobreza extrema, por lo que se verían ampliamente afectados si dejan de trabajar.
Como respuesta a las exigencias, el gobierno tuvo que liberar toneladas de alimentos que se repartirán entre las familias de menores ingresos. Con esto, se busca que eviten salir a las calles y sean expuestos al COVID-19.
Continuamos entrega de sacos solidarios con alimentos, pero sobre todo llenos de optimismo a las familias de la colonia Los Pinos. Mantengamos la fe y guardemos siempre la esperanza.
— Juan Orlando H. (@JuanOrlandoH) March 26, 2020
¡Vamos a salir adelante! pic.twitter.com/c5GyjKIDiF
El Ejército Hondureño es el encargado de entregar los paquetes de alimentos, entre los que se encuentran frijoles, arroz, azúcar, manteca, pasta, y otros productos que conforman la canasta básica.
Aunque es el Ejército el encargado de llevar los alimentos, muchas organizaciones civiles y vecinales son quienes anotan a las familias que los recibirán. La situación apremiará algunos días de ventaja, pero es un hecho que las autoridades deben contemplar medidas duraderas para contrarrestar la innegable pobreza que azota el país desde hace años.
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