Gadamés, la perla del desierto

Gadamés es una tranquila ciudad dentro de Libia, en el norte de África, situada en un refrescante oasis cercano a las fronteras de Túnez y Argelia, a unos seiscientos kilómetros al sudoeste de la capital, Trípoli. La conforman dos ciudades, la antigua que data del siglo XIII y la nueva, erigida a comienzos de este siglo y en el centro de la cual se alza la Mezquita nueva.

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Las frescas viviendas de adobe

Una gran planicie rocosa la une con su ciudad vecina, Derj, situada a 110 kilómetros. A catorce kilómetros hay un pacífico lago de agua salada y aún más cerca se encuentra uno de los mares de dunas más hermosos del mundo, que cubre también parte de Argelia y de Túnez, el Gran Erg Oriental, hasta el que llegan innumerables turistas de todo el planeta para ver desde allí las espectaculares puestas de sol o fotografiarse con esos enigmáticos habitantes del desierto, los tuaregs.

La ciudad vieja, o medina, se levanta junto al oasis; está rodeada por un gran muro de piedra y fue durante siglos el descanso obligado de las caravanas que cruzaban el desierto con importantes cargamentos, tanto a la ida como al regreso. Conserva aún sus dos puertas,  las cuales se abrían sólo desde la primera ablución de la mañana hasta la última de la tarde.

En ella todo está previsto para soportar el intenso calor, sus calles son estrechas y abovedadas, a modo de túneles o pasadizos entre los edificios (construidos con adobe) que constan de dos o tres pisos y están totalmente pintados de blanco.

Cada tanto una ventana trae luz a las laberínticas callejas y repentinamente nos hallamos en una pequeña plaza que sabemos es la que separa cada barrio de la ciudad de su vecino próximo; siete barrios en total, para cada una de las etnias que habitaban Gadamés.

Varias mezquitas y un antiguo reloj de agua

En la medina hay varias mezquitas, algunas muy antiguas; por ejemplo la de Omran al-Aatik que data del siglo VII y la de NabiYounes, que es del siglo XIV.

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Cerca de esta última se halla la Fuente de Al-Kadus, utilizada como clepsidra o reloj de agua para conocer la hora exacta en la que realizar las oraciones. Todo un enjambre de palmeras, bamboleantes con el viento, rodea la ciudad vieja.

El oasis ya tenía pobladores en el año tres mil antes de Cristo, pero su aparición en la historia se da recién con la llegada de los romanos en el 19 antes de Cristo, quienes la nombran como Cydamus en algunos documentos.

Ellos construyeron el fuerte de Qalaat al-Ghoul o Ras al-Ghul, que se encuentra a unos diez kilómetros de distancia. Sus curtiembres y marroquinerías se hicieron famosas en la Edad Media por la alta calidad de sus cueros labrados y pintados que aún hoy se llaman por ella gadamesíes o guadameciles.

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