Alocado, autodidacta y capaz de hacerlo todo por obtener LA foto: así se lo podría describir a Frank Hurley.
Frank Hurley: el hombre que cruzó los límites de la fotografía

El fotógrafo y aventurero australiano fue parte de varias expediciones a la Antártida y fue nada más y nada menos que el fotógrafo oficial de las fuerzas australianas durante la Primera Guerra Mundial.
Sus primeros pasos

A los 17 años James Francis Hurley, mejor conocido como “Frank”, se compró su primera cámara. Aprendió por su cuenta sobre fotografía y se animó a armar un negocio de postales.
Con su negocio se volvió conocido, porque no le importaba ponerse en riesgo para tomar fotos increíbles, al punto de que podía ponerse delante de un tren en movimiento para capturarlo. Desde entonces lo apodaron “Mad” (loco, en inglés).
Trabajando en duras condiciones

En 1911 tuvo su primera expedición a la Antártida y fue allí donde se dio cuenta de que las condiciones difíciles eran su lugar ideal para trabajar.
Al volver, armó una película con el material obtenido y fue un gran éxito. Por ese trabajo, fue invitado a la expedición Imperial Trans-Antártica a bordo del barco Endurance.
La expedición no fue exitosa, el barco chocó contra un iceberg y mientras se hundía, Hurley tuvo que tirarse al agua para salvar su material.
Afortunadamente todos se salvaron de esa tragedia que los tuvo meses en alta mar.

Hurley supo aprovechar este momento a su favor y documentó una serie de fotografías que mostraban la destrucción del barco Endurance.
Además de esas fotografías en blanco y negro, Hurley también fue uno de los pioneros en la fotografía a color.
Su viaje a la guerra

Al volver, Hurley preparó otro documental con su material, pero inmediatamente se unió a las fuerzas australianas como segundo fotógrafo oficial voluntario.
La destrucción y el caos que vivió lo impactaron pero también le permitieron crear fotografías inolvidables.
Hurley pasó tres meses en el frente occidental registrando la guerra.

Fiel a su estilo, no le importó ponerse en riesgo para poder obtener esas fotografías. Sin embargo, su trabajo no parecía complacerlo.
Fue así que decidió incursionar en la composición fotográfica, superponiendo más de una foto. También, recreaba algunas escenas que se había perdido, para poder registrarlas.
Eso le trajo problemas con el historiador oficial de las fuerzas australianas, que lo acusó de hacer fotografías falsas. Enojado por la censura, Hurley renunció y no volvió hasta que pudieron llegar a un acuerdo y él pudo exponer seis de sus composiciones en Londres y Australia.
Una vida de logros

Con el tiempo, el ejército envió a Hurley a Medio Oriente, donde pudo tomar fotografías aéreas sobre la Batalla de Jericó y muchas fotografías de color.
Hurley siguió con su carrera participando de expediciones como la de Nueva Guinea. Pero su trabajo más impresionante fue el de la expedición en el Endurance.
Contra todo pronóstico y tras enfrentarse a grandes desafíos, Hurley murió tranquilo en su hogar, para ser recordado por su espíritu alocado y su pasión por su trabajo.
Sus hazañas dejaron huella en la fotografía y se convirtió en un modelo a seguir para muchos, por su pasión, su disposición y sus ganas de realizar siempre un trabajo memorable.
¿Conocías todo esto de Frank Hurley?







