Fotos de Pompeya, la ciudad dormida sobre la Bahía de Nápoles

A muchos de nosotros nos fascinan las antigüedades y los museos que las guardan y protegen, nos gustan las ruinas arqueológicas que fueron traídas a la superficie por arqueólogos e investigadores de la ciencia. Pero es en la ciudad de Pompeya donde todo ello está ante nuestros ojos de la manera más viva, mostrándonos de una manera inusual cómo el pasado quedó plasmado en un instante preciso para ser visto y conocido por quienes llegaríamos en el futuro hasta allí.

Ruinas de sufrimiento

Desde la colina de Pausilippo a la Península de Sorrento se despliega la hermosa curva de la Bahía de Nápoles, realzada por la imponencia del Monte Vesubio. Hay que alejarse o acercarse a ella por mar, perdidos en el malva o naranja del sol poniente; bogar hacia Capri e Ischia, la isla verde en un azul profundo jalonado de polvo de oro, es como embarcarse para Citerea.

Al bordear la costa, al Norte, hacia los Pozzuoli y el cabo Micena, o por el sur hasta Amalfi, pasamos ante el más ilustre escaparate de Italia. Encorsetadas entre los montes, colgadas de sus vertiginosas cornisas están las ciudades de Sorrento, Positano, Atrani y Ravello, una vista magnífica.

Pompeya: un archivo escalofriante

Y encontraremos también a Pompeya, sepultada bajo las cenizas volcánicas del Vesubio el día 24 de agosto del año 79 de nuestra era. Plinio, el Joven, menciona el hecho en su correspondencia con Tácito. Pero, sin necesidad de leerla, basta con entrar a Pompeya para conocerlo todo sobre la vida cotidiana en su interior.

Sin esa nube sombría que cayó sobre ella tal vez el recuerdo de aquellos más de veinte mil habitantes se hubiera perdido. El cataclismo del que fuera víctima plasmó un fabuloso retrato de las costumbres, de las comodidades y del arte de las personas que allí estaban. Conocemos ahora cuáles eran sus pasiones, sus preocupaciones políticas, sus gustos alimenticios, su forma de acumular fortuna y de almacenar mercancías.

Una historia trágica

Estos seres humanos vivían en una especie de torre aislada que contaba con todo el confort posible para la época; emocionados podemos contemplar hoy sus tiendas de vinos, sus gimnasios, sus caricaturas y sus carteles electorales. Protegidos por una fina capa de polvo petrificado los denominados  Frescos de Pompeya, que adornan casi todas las paredes, han conservado una impresionante lozanía.

¿Conocían la historia detrás de Pompeya? ¿Visitarían el lugar?