Eureka, descubriendo California

El estado de California está situado en el extremo oeste de los Estado Unidos y posee una enorme costa sobre el Océano Pacífico. Al norte de esta costa, lejos de lás cálidas playas que rodean a la ciudad de Los Angeles encontraremos nuestro destino, un pequeño pueblo llamado Eureka, en el condado de Humboldt.

Para llegar a Eureka lo mejor será tomar un vuelo que nos deje en la ciudad de San Francisco y tomar la ruta 101 al norte hasta arribar al pueblo. Eureka fue fundada en el año 1856 y hoy por hoy cuenta con una población de apenas 25 mil habitante. ¿Porqué visitar este puelito en particular? Este pueblo tiene varios encantos que son difíciles de encontrar en otros lugares.

Si bien Eureka esta situado sobre la costa californiana, no sueñen con encontrar aquí grandes y cálidas playas porque no lo harán. En cambio, si encontrarán hermosos paisajes de la costa y un mar salvaje y fresco. Te todas formas una bahía que se extiende frente al pueblo hace que las aguas sean más tranquilas que en los alrededores y le aporta un paisaje distinto.

Pero en lo que a mi respecta, lo mejor de Eureka no lo encontrarán mirando el mar, sino dándo la vuelta e internándose tierra adentro. Porque el pueblo está rodeado de bosques de árboles sequoias, los árboles más altos del mundo. Los sequoias llegan a medir 120 metros de altura y a tener un diámetro de más de 10 metros. Además, caminar entre estos gigantes de la naturaleza y pensar que está ahí desde hace 2 mil o 3 mil años es imprecionante.

Salir de estos bosques nos costará ya que probablemente quedaremos encantados pero en el centro de la ciudad aún hay cosas por hacer. Eureka no tuvo durante las últimas décadas un fuerte desarrollo como otras ciudades y pueblos de la zona por lo que afortunadamente ha mantenido su arquitectura original. Esto hace que recorrer sus calles y disfrutar de sus construciones del siglo XIX sea un gran paseo.

Con el diccionario de inglés americano empacado ya estamos listos para conocer este atípico pueblo de mar californiano, lejos de la locura de las playas de más al sur y conservando las características de pueblo pesquero, con habitantes toscos pero respetuosos.

Eureka se constituye como un detino sorprendente y tranquilo donde los altos árboles miran de reojo al mar sabiendo que aquí más que en ningún otro lado, ellos son los protagonistas.