Vilma Wong es enfermera en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal (NICU, por sus siglas en inglés) en el Hospital Infantil Lucile Packard. Ella lleva 32 años trabajando en este lugar, en donde ha tenido bajo su cuidado a una gran cantidad de bebés. Un día como cualquier otro, Vilma recibió una enorme sorpresa al reencontrarse con un antiguo paciente.
Esta enfermera salvó a un bebé prematuro y 28 años después descubrió que trabaja con él

Brandon Seminatore es un hombre de 28 que en la actualidad es residente en ese mismo hospital, perteneciente a la Universidad de Stanford. Brandon se encuentra en la especialidad de neurología pediátrica, por lo que suele estar en la NICU para realizar sus rondas. Lo curioso es que él también estuvo en esas instalaciones cuando nació.
She helped save his life. 28 years later, he turns up in her preemie ward — as a doctor https://t.co/jeVRKHLaxx pic.twitter.com/t011IfuYYN
— Mercury News (@mercnews) September 1, 2018
Con apenas 29 semanas de gestación, Brandon llegó al mundo y permaneció en el Hospital Lucile Packard durante un mes, para ser atendido por su condición prematura. La enfermera encargada de su caso fue nada más y nada menos que Vilma Wong. Y ella nunca olvidó su nombre.
Cuando Vilma escuchó el apellido de Brandon entre los miembros de su equipo, algo se sacudió en su memoria. La enfermera le preguntó acerca de su pasado y el médico le contó que estuvo internado ahí mismo porque nació antes de tiempo, como relató la especialista en el sitio oficial del nosocomio. Vilma le preguntó si de casualidad su padre era policía y entonces Brendon comprendió lo que sucedía.
La madre de Brandon le pidió que buscara a la enfermera Wong cuando empezara a trabajar en el Lucile Packard. Pero como era posible que ella ya se hubiera retirado, no se esforzó demasiado en cumplir dicha misión. Por eso ambos no podían creer que aquel bebé ahora tuviera 28 años y trabajara junto a la mujer que lo protegió durante sus primeras semanas de vida.
«Conocer a Vilma fue una experiencia surreal. Cuando Vilma reconoció mi nombre, realmente comprendí que yo fui uno de esos bebés. He cerrado un círculo y ahora cuido bebés con la enfermera que cuidó de mí».
Brandon se sintió inspirado por la pasión de Vilma hacia su labor. Después de todo, no cualquiera recordaría el nombre de un paciente a quien atendió hace más de dos décadas. En palabras de la enfermera:
«Me considero muy afortunada de estar en una profesión que amo, y de hacer la diferencia en la vida de alguien».
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