Los avances en el campo de la genética han abierto todo un abanico de posibilidades. Más allá de simplemente evitar enfermedades genéticas, podríamos modificar la especie completa. Personas más altas, sin problemas en la visión, sin obesidad, mejor forma física, toda una evolución inducida. ¿Pero sería ético?
¿Es ética la ingeniería genética prenatal?


El pasado miércoles 13 de febrero se debatió en el Congreso de los Estados Unidos si la ingeniería genética "prenatal" debería estar prohibida.
¿Y si se cometiera un error?
Pero ¿qué sucedería si se cometen errores? Eso es lo que argumenta Sheldom Krimsky, un filósofo de la Universidad Tufts que apoya la prohibición. Para ellos, sería muy arrogante suponer que no se cometerán errores al aplicar estas técnicas, ¿ y qué hacer si esto sucede? Cuando en la modificación genética de un cultivo o un animal se comete un error, simplemente se descartan los resultados, pero cometer un error en el caso de un bebé sería fatal.

Una vida más saludable para los niños
Por otro lado, los que se oponen a la prohibición hablan de niños a los que se podría dar una vida mejor. Lee Silver, profesor de biología molecular de la Universidad de Princeton, mantiene esta postura. Según afirma, existen más de un millón de diferencias entre el ADN de una persona y otra, y aunque la mayor parte de las mismas no sirven para nada, cien de estas diferencias pueden diferenciar a un individuo enfermo de uno sano. Para él, la herencia es un juego de dados, y se podría mejorar de muchas maneras en el futuro.
Niños sanos con material genético de tres progenitores
Una buena parte del debate se basa en una tecnología en particular, la transferencia de información genética de la mitocondria. Una pequeña parte de la información genética es contenida en estas fábricas de energía, con la peculiariedad de que toda la información allí existente proviene de la madre. En algunos casos las mujeres con defectos en las mitocondrias pueden pasarlos a sus hijos provocando graves problemas, o incluso la muerte.

Con la tecnología actual se puede reemplazar este material genético defectusoso con material proveniente de un donante, evitando de este modo que las madres con problemas se los transfieran a sus hijos, que en este caso llevarían información procedente de tres progenitores distintos (el padre y dos madres).
El tercer camino que defienden algunos es no hacer una prohibición completa, sino que se contemple cada situación y que se permita hacer uso de la tecnología para aquellos casos en los que sea necesario. Aunque según argumentan los defensores de la prohibición producir una modificación de este tipo podría llevar a la aparición de nuevas enfermedades genéticas.
En lo que sí están de acuerdo tanto aquellos que aprueban la prohibición, como aquellos que la rechazan, es que no se debe usar la tecnología para modificar a los niños buscando obtener rasgos como un mayor grado de inteligencia, o rubios de ojos azules. Las modificaciones realizadas deben ser para mejorar la salud de los niños.

En mi opinión la tercera vía sería la más prudente. Si bien es cierto que la investigación de estos mecanismos pueden llevarnos a grandes avances, me parece que la sociedad puede no estar preparada para dar un paso así, ¿no te parece?









