Hay un maravilloso lugar en Nueva Zelanda que pocos pueden admirarlo en persona: se trata del lago Azul y se encuentra en el Parque Nacional de los Lagos Nelson. Está situado en la isla Sur y se considera el lago con el agua más clara del mundo.
Es el lago con el agua más cristalina, pero nadie puede sumergirse por una curiosa razón

Un lago único en el mundo
El nombre maorí del lago es Rotomairewhenua y es considerado sagrado por los maoríes. Su agua transparente, para ellos, es un claro símbolo de pureza. Por ese motivo está prohibido nadar en el lago, y quienes logren llegar hasta él solo podrán disfrutarlo a través de la vista.
Tampoco es muy fácil llegar hasta él, una caminata desde el parque hasta el lago puede llevar dos días. Otra forma de admirarlo es ver el paisaje desde un helicóptero, la perspectiva no es la misma, pero su belleza es disfrutable de cualquier manera.
El Instituto Nacional del Agua e Investigación Atmosférica ( NIWA) hizo algunas pruebas en lago, con el resultado pudieron demostrar que su agua es la más clara de todas. Según el estudio, la visibilidad llega hasta los 80 metros (alcanza el nivel de visibilidad del agua destilada).
Los científicos explican que la claridad del agua se debe a que tiene un paso subterráneo por el lago Constanza, eso hace que prácticamente todas las partículas suspendidas sean filtradas por ese otro lago.
En 2013, la fotógrafa Klaus Thymann tuvo un permiso especial del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda para poder sumergirse en el lago Azul, gracias a ella podemos apreciar la belleza del lago desde su interior.
El lago de tierras pacíficas
Rangimairewhenua significa «el lago de las tierras tranquilas» en maorí. Durante siglos, los maoríes han creído que el lago Azul es especial. Tradicionalmente era usado para limpiar los huesos de los hombres muertos y liberar así a sus espíritus.
Los huesos de las mujeres se limpiaban en el lago de Constanza (el lago que alimenta al Azul a través de un río subterráneo). Para los maoríes el agua de la laguna Azul simboliza la fuerza de la vida que está contenida en la unión de los mundos físico y espiritual.
Un lugar mágico en el mundo que tiene una curiosa historia de rituales sagrados. Los dos días de caminata, sin dudas, deben valer la alegría.
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