Empuja a un hombre en situación de calle y sale corriendo: Lo que nos deja este hecho

Este video viral de solo 6 segundos tiene el poder de reflejar todo lo que está mal. Un joven que empuja a un hombre en situación de calle desde atrás por pura ¿diversión? y que se escapa con sus amigos mientras todos se ríen. Hablemos con nombre y apellido: Julián Cirigliano, jugador de rugby del Club San Cirano es el protagonista del hecho. El nombre de los otros 2 chicos hasta el momento no trascendió.

No hay lugar a dudas: se trata de un acto de maldad y cobardía muy -pero muy- difícil de entender e imposible de justificar. Cerca de 3 millones de personas ya visualizaron el video y lo repudiaron. Por su parte, las autoridades del club anunciaron la suspensión de por vida de los 3 jugadores para representar la institución Villa Celina y los chicos se habrían comprometido a hacer trabajo social.

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Nadie es ajeno a que en nuestra ciudad miles de personas viven -literalmente- en la calle. Haciendo a un lado este acto vergonzoso, los invito a hacernos unos minutos y preguntarnos cómo es posible que como sociedad hayamos naturalizado tanta desigualdad. Vamos al trabajo, paseamos y volvemos a casa caminando por al lado de hombres, mujeres y niños desamparados por el estado, y que no tienen acceso a las necesidades básicas de toda persona.

La naturalización de las personas en situación de calle es una de las peores decisiones que podemos tomar como individuos y como sociedad. 

¿Cómo ayudar a las personas en situación de calle?

En Argentina hay varias organizaciones -como la Fundación SI y Amigos en el camino - que realizan recorridas nocturnas para acercar alimento y acompañar a quienes duermen en la calle. El objetivo principal es mejorar su calidad de vida contribuyendo a su reinserción social, escolar y laboral. "Utilizamos la sopa como herrmienta que nos permite acercanos, y una vez que se generado un vínculo de confianza y afecto comienza a intervenir la fundación", explican desde la Fundación SI. 

Porque uno de los grandes problemas es que no solo carecen de comida y abrigo sino que además se trata de personas marginadas por completo de una sociedad que poco o nada hace para integrarlas.

Integrarlos, darles trabajo, no pasarlos por alto, tratarlos de igual a igual y ponerse en contacto con organizaciones especializadas en la temática son otras formas de ayudar.  Otra realidad es posible pero solo si nos involucramos para construirla. Lo que mata no es el frío, es la indiferencia. 

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