El Valle de M'Zab, un oasis en el desierto

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El Valle de M'Zab, o simplemente M'Zab, es un oasis ubicado en Argelia, en la parte septentrional de África. Está en el mismísimo borde norte del desierto de Sahara, a 600 kilómetros al sur de la ciudad de Argel y lo habitan los Bereberes. Hablan su propia lengua, el tamzabit, y practican su propia religión, el ibadismo, que deriva del Islam (movimiento que en la actualidad sólo es mayoría en el país musulmán de Omán y en algunos enclaves aislados como la Isla de Djerba, que pertenece a Túnez y las Montañas Nafusa de Libia).

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El agua que da vida

Toda la zona es una árida meseta rocosa con un promedio de altura de seiscientos metros, la misma está atravesada por el valle del Río M’Zab (de unos 20 kilómetros de largo por aproximadamente dos de ancho máximo) que la recorre desde el noroeste hacia el sudeste. Un incomparable sistema de canales, instalado en tiempos remotos, provee aún de agua a las ciudades, manteniendo frescos los huertos (que cultivan todo tipo de frutas y verduras) y dándoles lozanía a las miles de palmeras datileras.

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Cinco de sus ciudades, totalmente amuralladas (que por las noches cierran sus puertas), se mantienen desde la antigüedad y están emplazadas sobre colinas; fue alrededor del año 1012 cuando se erigió la primera, El Ateuf;  se desarrollaron en torno a sendas mezquitas y fueron aumentando su tamaño en forma concéntrica. Las siguientes cuatro son: Ghardaïa (la más importante y en la que está el Aeropuerto), Beni Izguen (donde naciera Moufdi Zakaria, autor del himno nacional de su país), Melika (cuyo nombre significa “la Reina”) y Bounoura.

Pasado y presente muy unidos

Más hacia el norte, y por fuera del valle se crearon dos ciudades más modernas, son ellas Berianne y El Guerara. A las cuales fueron arribando poco a poco habitantes del desierto que querían abandonar la vida nómada y establecerse definitivamente. Toda la cultura de este pueblo se basa en la familia. Las blanquísimas viviendas, por ejemplo, no tienen ventanas hacia la calle, pero sí un gran patio central que comunica todas las dependencias proveyéndoles de aire y luz por igual.

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Son también muy reconocidas sus artesanías. Tejen maravillosas alfombras, realizan magníficas piezas de cerámica y trabajan el cuero de manera excelente.

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Por estar ubicado en un importante cruce de caminos la importancia comercial  del M’Zab fue siempre muy grande. A través de este próspero oasis pasa la ruta que une el Sahara con el norte de Argelia y también la que une Marruecos con Libia.

Todo ello, sumado al hallazgo de gas y petróleo en las cercanías, le ha dado un fuerte impulso a la región. Un lugar lleno de belleza para visitar; las acogedoras ciudades sobre las colinas, las verdes palmeras agitándose con la brisa y, rodeando el conjunto, las inmensas e increíbles dunas de fina y suave arena rojiza.

¿Conocían el Valle de M’Zab? ¿Querrían visitarlo?

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