El tiroteo en Las Vegas demuestra que el muro no es la solución contra la violencia

Estados Unidos ha recibido un duro golpe: un tiroteo durante un concierto en Las Vegas. Hasta el momento han fallecido cerca de 60 personas y más de 500 resultaron heridas. Esto reabre un debate que durante varios años se ha sostenido en este país: el derecho que tienen los ciudadanos a comprar armas y sus consecuencias.

Jimmy Kimmel, uno de los presentadores de televisión más aclamados en Estados Unidos, comenzó su programa encarando a aquellos políticos que defienden el libre acceso al mercado de armas por parte de los civiles. «Deberían estar orando para que Dios los perdone por dejar que el lobby de las armas maneje este país», expresó con firmeza, refiriéndose a la influencia que la Asociación Nacional del Rifle (NRA) ejerce sobre el gobierno estadounidense.

Además, Kimmel criticó a todos esos políticos y ciudadanos que expresaron su más sentido pésame para las víctimas y sus familias, pero al mismo tiempo aseguraron que no se podía hacer nada ante esta situación. «Por supuesto que hay algo que podemos hacer al respecto. Hay muchas cosas que podemos hacer al respecto. Pero no las hacemos. Lo que es interesante, porque cuando alguien con barba nos ataca, pinchamos los teléfonos, establecemos prohibiciones de viajar, construimos muros. Tomamos todas las precauciones posibles para asegurarnos de que no vuelva a suceder. Pero cuando un estadounidense compra un arma y mata a otros estadounidenses, entonces no hay nada que podamos hacer al respecto».

El conductor hizo una clara alusión a la política del presidente de Donald Trump de construir un muro para evitar que personas de otros países ingresen al territorio de su nación. No obstante, esa idea de ‘protegerse’ del resto del mundo no evitará que sigan ocurriendo tragedias como la de este domingo, pues el mandatario se ha proclamado como simpatizante de la postura de la NRA y no ha mostrado apoyo a las iniciativas de establecer un mayor control de armas en su país.

Como lo muestra la historia, un gran porcentaje de los ciudadanos estadounidenses tiende a encasillar a las personas por su apariencia y sus creencias, tachándolas de terroristas a la menor oportunidad. El gobierno se muestra intolerante ante la migración y el multiculturalismo y alienta la ideología de la supremacía blanca.

No obstante, muchos de los autores de los peores tiroteos son ciudadanos blancos, aquellos que no son supervisados por la policía y tienen acceso a la compra de armas, aparentemente sin restricción. Sólo por mencionar algunos ejemplos: el joven Adam Lanza abrió fuego contra los estudiantes de la escuela primaria Sandy Hook en diciembre de 2012.,

En el caso concreto de Stephen Paddock, el hombre que disparó contra los asistentes a un concierto en Las Vegas, las autoridades informaron que no contaba con antecedentes pero, pero en el momento del atentado tenía en su poder más de 20 armas de fuego. A pesar de esto, la masacre no es considerada un acto terrorista. ¿Sucedería lo mismo si el autor hubiera no hubiera sido un aglosajón?

Es aquí en donde entramos a la parte más complicada del debate: la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América otorga a los ciudadanos el derecho a poseer y portar armas de fuego, con la intención de proteger su vida y la de sus allegados. No obstante, hay una gran diferencia entre comprar un arma para defender a tu familia y adquirir un arsenal para acribillar a docenas de personas sólo porque te molesta algún aspecto de su apariencia o su conducta.

«Todas estas familias devastadas que ahora tienen que vivir con este dolor para siempre porque una persona con una voz violenta y loca en su cabeza logró reunir una colección de rifles de alta potencia», expresó el conductor de Jimmy Kimmel Live!

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