El tamisiocaris borealis: una extraña criatura marina de la prehistoria

Imagen Wikimedia Commons

Anomalocaris

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Si hablamos de los grandes animales que nadan hoy por los mares filtrando los alimentos presentes en la columna de agua, seguramente los primeros que mencionaremos serán las ballenas, así como ciertas especies de tiburones o invertebrados. Muchos científicos se han preguntado cuando puso surgir en la naturaleza esta interesante estrategia de alimentación, la cual ha demostrado ser muy efectiva si tenemos en cuenta que algunos de los mayores animales del planeta son precisamente filtradores.

Aunque la respuesta a esta pregunta quizás nunca la sepamos a ciencia cierta, si nos guiamos por el más reciente descubrimiento al respecto, al menos podemos asegurar que viene de tiempos tan lejanos como el período Cámbrico.

Una curiosa criatura marina del Cámbrico

El período Cámbrico fue una de las etapas de la historia de la Tierra en que la vida alcanzó su máxima expresión. Se enmarca en aproximadamente unos 500 millones de años atrás y según el amplio registro fósil con que se cuenta de esa época, es el momento en que surgieron numerosas y espectaculares especies que poblaron todos los mares existentes en aquellos tiempos.

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Arte de Robert "Bob" Nicholls (https://www.facebook.com/Paleocreations)

Una de estas criaturas, ya extinta, es Tamisiocaris borealis, un extraño animal del grupo de los artrópodos marinos –como el Anomalocaris de más arriba– que hasta el momento, teniendo en cuenta el pobre registro fósil con que se contaba, se creía que había sido un poderoso depredador del antiguo océano.

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El nuevo descubrimiento

En el año 2009, unos investigadores de la Universidad de Bristol descubrieron en Groenlandia unos restos fósiles de estos animales que permitieron, tras un exhaustivo análisis, descubrir que tenían en la zona bucal unos enormes apéndices que les permitían filtrar el agua oceánica y capturar así el plancton marino, el cual les serviría de alimento. Entre estos animales víctimas de su apetito se encontrarían los trilobites, con los que coincidieron en su máximo esplendor.

Aunque no se sabe el tamaño exacto que podrían alcanzar estos animales al no existir restos fósiles completos, el tamaño de estos apéndices ha permitido especular que se trataba de un animal gigantesco.

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Reconstruyendo al mínimo detalle la información obtenida, los científicos han recreado en un formato tridimensional la forma en la que se alimentaban estas criaturas, incluidos los posibles movimientos que realizarían para capturar las partículas de hasta menos de un milímetro de tamaño que ingerían.

Este descubrimiento tiene un gran valor paleontológico ya que es sumamente raro conocer detalles de la ecología alimenticia de criaturas tan antiguas como esta. Además, con ella se demuestra que la filtración es una estrategia sumamente antigua, y que al parecer, debido a su eficiencia, es un proceso que ha surgido repetidas veces en grupos zoológicos muy diferentes a lo largo del desarrollo evolutivo del Reino Animal.

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