Lamentablemente, el problema de la violencia doméstica es algo frecuente y bastante comentado y discutido en varias partes del mundo, por lo que hablar de sus causas y características, de la gravedad que representa especialmente para la mujer y de las trabas culturales e institucionales que existen para superarlo, sonará inevitablemente familiar para muchos, sea en Asia, Europa o Latinoamérica.
El problema de la violencia doméstica en Rusia se agrava con la nueva ley aprobada por Putin

Pero una ley aprobada por Vladimir Putin en los últimos días nos obliga a centrarnos ahora en la violencia doméstica en Rusia, que ya desde antes de esta ley tenía algunas características peculiares y muy preocupantes.
- El camino de la ley: ¿Por qué Rusia despenalizaría la violencia doméstica?
La ley de la bofetada
Esta nueva reglamentación firmada por Putin ha sido llamada informalmente “la ley de la bofetada”, ya que lo que hace es despenalizar algunas formas de violencia doméstica, como es el caso de la primera agresión, que pasa a ser considerada una mera ofensa civil y no criminal, siempre y cuando la víctima no presente heridas de gravedad.
Así, se reducen las penas ante tal ofensa: el agresor puede ser castigado con una multa de alrededor de $500 dólares, un arresto administrativo de 15 días o 120 horas de trabajo comunitario, en lugar de la pena de hasta dos años que regía hasta ahora.
En los casos de agresores reincidentes, los castigos van desde una multa que puede llegar hasta casi $700 dólares, seis meses de trabajo comunitario o un arresto de hasta tres meses.
Sus defensores han hecho hincapié en que esta medida es necesaria para darle a los padres más libertad a lo hora de lidiar con sus hijos, argumentando que no hay que convertir en criminales a los que apelan a los necesarios golpes para educarlos y mantenerlos a raya, aunque sin excederse ni dejar ningún hueso roto.
Los moretones, un leve sangrado y otras heridas leves similares están toleradas.
Pese a esta lectura predominante sobre la educación infantil y la autoridad paterna, las organizaciones internacionales están preocupadas por el mensaje que tiene la medida, de suavización y trivialización de la violencia doméstica, y en especial por el efecto que podría tener en contra de la mujer.
Un problema que se agrava

Según datos oficiales del gobierno ruso, una de cada cuatro familias en ese país ha sufrido la violencia doméstica. Además, el 40% de los crímenes graves ocurren dentro del seno familiar.
Inevitablemente, la víctima mayoritaria de esta violencia es la mujer: los mismos organismos gubernamentales informan que aproximadamente 36.000 mujeres son golpeadas por sus esposos diariamente, y otras 12.000 mueren por año por violencia doméstica. Una mujer muerta cada 44 minutos.
Y esos son solamente los datos oficiales y los casos que han llegado a convertirse en estadística, a los que hay que sumarle aquellos que no han sido denunciados.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional denuncia que los datos estadísticos de violencia contra la mujer en Rusia son habitualmente fragmentarios, difíciles de obtener o sencillamente inexistentes.
De hecho, Amnistía Internacional viene exigiendo a las autoridades rusas un abordaje sistemático y estructural del problema, cosa que sin dudas no ha sucedido y, a la luz de esta nueva ley, parece cada vez más distante.
En un informe de 2010, mucho antes de esta ley, la organización manifestó preocupación ante la evidencia de que la policía y las autoridades generalmente no trataban los casos de violencia doméstica y de violencia contra la mujer como delitos graves, considerándolos problemas privados y familiares, y desestimando quejas y denuncias.
En ese mismo informe, aseguraron que Rusia debía tomar medidas para prevenir y reducir la violencia doméstica y que al no hacerlo estaba violando sus obligaciones internacionales como miembro de la Convención por la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, ratificada en 1981.
Ahora, tras la nueva legislación, Amnistía Internacional volvió a pronunciarse, duramente:
“Rusia está muy atrasada respectos a las medidas globales que se han tomado para proteger a las víctimas de violencia doméstica, con medidas insuficientes en lo que refiere a programas de gobierno, prácticas efectivas de protección y oficiales capacitados para responder apropiadamente ante la denuncia de abusos. Las autoridades rusas deben remover esta legislación abusiva y delinear un programa exhaustivo que permita combatir la violencia doméstica a gran escala en el país de una vez por todas”
Esta ley reciente tuvo un 85% de aprobación en la Duma (el parlamento ruso), antes de ser promulgada por Putin.
Fue apoyada por ejemplo por la senadora Yelena Mizulina, una de las autoras de la famosa ley rusa contra la propaganda homosexual, la que promovió con la intención de que los niños (esos mismos que ahora los padres podrán golpear con más tranquilidad) no estén expuestos a “relaciones sexuales no tradicionales”.
También fue apoyada por la Iglesia Ortodoxa Rusa, que aboga por un regreso a los "tradicionales valores familiares"... ya sabes, esos en los que el hombre ostenta la autoridad y a veces se hace necesario un golpe que otro para imponerla.






