El Oasis de Bahariya y el Valle de las Momias Doradas

El Oasis de Bahariya (u Oasis del Norte) está ubicado dentro de la Gobernación de Guiza, a poco más de cuatrocientos kilómetros de la ciudad de El Cairo, en el desierto que se extiende al oeste de Egipto. Tiene una superficie de 2.000 kilómetros cuadrados dedicados mayoritariamente a la agricultura (dátiles, higos, uvas, aceitunas, duraznos, arroz y maíz).

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La depresión donde se encuentra está rodeada por las llamadas colinas negras por su constitución pétrea de cuarcita ferruginosa y dolorita; desde Jebel al-Mi’ysrah, a cincuenta metros de altura, pueden verse las villas, los campos de cultivo y las inmensas dunas que los rodean.

La vida en el desierto

Toda la zona formaba parte del fondo de un gran océano y, teniendo en cuenta que la lluvia rara vez se presenta, toda la vida depende allí del agua que mana de la tierra.

Ocupado desde la más remota antigüedad se hallaron en el oasis herramientas confeccionadas en piedra, como hachas y cuchillos, que datan del Paleolítico; también tumbas de la XXVI ª dinastía egipcia y hasta un cementerio greco-romano de cuando ambas civilizaciones se disputaban el norte de África.

De la época de la dominación romana quedan algunos edificios de ladrillos, pozos de agua, los bien construidos acueductos y el sistema de irrigación que se siguen utilizando en muchos lugares hasta hoy en día, en Bawiti (la capital del oasis) e Izza, por ejemplo.

A  pesar de que nunca pudo ser cristianizado por completo este increíble refugio del desierto cuenta con varias iglesias, entre ellas la de San Bartolomé; y, a pesar de la cercanía con el modernismo de El Cairo, el oasis conserva aún su aire medieval que atrae a los turistas permitiéndoles hurgar en su antiquísima cultura.

El Valle de las Momias Doradas

Del período bajo el dominio griego uno de los mejor conservados cementerios puede ser visitado en la actualidad, el Valle de las Momias Doradas, descubierto en 1996. Cerca de 250 momias de distintas épocas fueron sacadas a la luz hasta el presente, pero la labor continúa.

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Algunas bañadas con una fina capa de oro y otras con una resistente cubierta de pergamino y tela. Las tumbas contenían utensilios de uso diario, ánforas y joyas y las paredes estaban adornadas con coloridos bajorrelieves.

Toda la región nos retrotrae al pasado, es como si en ese sitio, precisamente, el tiempo se hubiera detenido para mostrar a las generaciones venideras cómo había sido la vida en aquel entonces y de qué manera se interpretaba la muerte.

Para quienes aman la historia y el arte antiguo un paseo que será, sin lugar a dudas, inolvidable.

¿Habían escuchado hablar del Oasis de Bahariya?¿Y sobre el Valle de las Momias Doradas?