El misterio de Las caras de Bélmez, rostros fantasmagóricos que aún producen escalofríos

En el mundo siguen sucediéndose episodios paranormales para los que, a pesar de las muchas teorías, no se llega a tener una conclusión clara.

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Uno de estos ejemplos cabe encontrarlos en un perdido pueblo de la provincia de Jaén, en España, llamado  Bélmez de la Moraleda, donde en 1971 una mujer llamada María Gómez Cámara descubrió en el suelo de su cocina unas caras que parecían pintadas por fuerzas sobrenaturales.

45 años después, el misterio de las caras de Bélmez continúa intacto

¿Fraude o realidad?

Imagen Wikimedia Commons

El 23 de agosto de 1971, María Gómez Cámara, una mujer que vivía en su casa de Bélmez de la Moraleda, un pueblo perdido de la provincia de Jaén, descubrió en el suelo de su cocina una extraña cara «pintada» en la superfície.

Parecía la de un hombre con bigote, una expresión totalmente reconocible y un aura de misterio desconcertante. Tras avisar a los vecinos y comprobar la condición fantasmagórica de la aparición, la voz fue corriéndose hasta alcanzar los medios.

A partir de entonces, el fenómeno de Las caras de Bélmez se convertiría en motivo de batalla entre escépticos y creyentes, entre aquellos que consideraban esta aparición como uno de los mayores fraudes de la historia de España mientras otros confirmaban el carácter paranormal de unas caras que, a pesar de ser cubiertas, volvían a aparecer acompañadas de otras como La Pava, una de las más fotografiadas hasta ahora.

Tras años de silencio, en parte debido a una censura impuesta por los diarios locales de la provincia, el fenómeno de Las Caras de Bélmez volvió a resugir, atrayendo a expertos nacionales e internacionales mientras nuevas caras iban surgiendo en el número 5 de la calle Real, domicilio hasta el que unos pocos turistas se acercaban para charlar con María y sentarse frente a esta obra confeccionada por fuerzas desconocidas.

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Sin embargo, las discrepancias continuaron.

De un lado, los parapsicólogos investigaron el subsuelo de la casa, descubriendo restos de seres humanos pertenecientes a los restos de un cementerio musulmán del siglo XIII, además de diversos túneles, estructuras consideradas por los expertos paranormales como canales de gran energía.

Por otra parte, los agnósticos aludieron a numerosos materiales empleados para la fabricación de las caras: sales de plata (utilizadas también para el revelado fotográfico), pigmentación, agua y aceite o un compuesto de hollín y vinagre.

Tras la muerte de María, en 2004, su hijo Miguel tomó el control de la casa, asistiendo a las visitas y convirtiéndose en portavoz de un epicentro fantasmal en el que continúan surgiendo nuevas caras. De hecho, este 2016, el domicilio ubicado en el número 7 de la calle Cervantes en el que nació María anunciaba la aparición de nuevas caras.

Y mientras la atención regresa y se va, ningún certificado científico cuelga aún de estas paredes de cemento convertidas, quizás, en el expositor más curioso de una dimensión imperceptible.

El misterio de las caras de Bélmez, en España, continúa siendo uno de los principales motivos de disputa entre ciencia y espiritualidad, escépticos y creyentes. Unas apariciones surgidas en un ambiente en principio ignorante cuyas dotes de artistas clandestinos ya han sido manifestadas en más de una ocasión mientras el resto del mundo se acerca para sentarse frente a estos esbozos del más allá.

¿Crees que realmente estas caras son un fraude?