El Kilimanjaro y su historia

El Kilimanjaro es un altivo pico que corona el continente africano. Las fuerzas geológicas lo hicieron nacer cuando aún los antecesores de los elefantes actuales no habían evolucionado siquiera al estadio de mamuts.

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El primero en dar la noticia de que había una montaña con la cima totalmente nevada muy cercana a la línea del Ecuador terrestre fue un misionero de apellido Rebmann en el año 1848 y, por supuesto, los estudiosos de la época no le creyeron (aduciendo que en las zonas tropicales no hay nieve).

Debieron pasar diez años para que los dos europeos que intentaron la primera ascensión al gigante Kilimanjaro confirmaran su existencia.

Kilimanjaro, un pico perdido en lo alto

La enormidad de su base se pierde en la niebla. Tanto es así que semeja estar flotando en el cielo, sin tocar tierra. Parece cercano pero como dicen los antiguos habitantes del lugar “es una montaña encantada que se aleja cuando ya casi llegamos a ella”.

A sus pies se extiende el Parque Nacional Arusha. En nuestro camino cruzamos inmensos campos de hierbas o prados perfumados por diminutas florecillas silvestres que nacen a orillas de riachuelos impetuosos.

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Al comenzar a subir la pendiente el aire cambia, se vuelve fresco y húmedo. La vegetación se torna poco a poco boscosa; hay olivos con numerosas epífitas pendiendo de ellos y enebros de unos treinta metros de alto, entre las ramas de los cuales saltan algunos monos.

Atravesamos corredores nivelados en los que hay asentamientos agrícolas, pequeñas granjas (shambas), en las que se cultivan papayas, plátanos o café; allí no hay animales salvajes, tan sólo vemos ganado con grandes y oscilantes gibas paseando libremente, gallinas, ovejas y perros.

Habitantes y secretos del Kilimanjaro

Es la tierra de los chagga, ellos llaman a su montaña Kibo y la veneran como los habitantes del Nilo a su río porque desde siempre vivieron a su vera.

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Todo parece un gran mercado: hay pirámides de tomates y cebollas para la venta, plátanos, maíz, sacos de sal, leña. En torno a las casas o en tiendas preparadas al efecto hay zapateros, carpinteros, sastres.

Una actividad común es la molienda de mijo, pues con él preparan una cerveza casera llamada mbege. El sonido de las campanas de la iglesia local se entremezcla con las distintas emisoras de radio que difunden música africana.

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El habla de todos es melodiosa y aman el sonido de su lengua, por todas partes escuchamos el gentil saludo suajili “Jambo!”, que es el más caluroso del mundo, tanto como los seres que lo pronuncian y que nos recibirán, indefectiblemente, con los brazos abiertos.

¿Te gusta el turismo de montaña? ¿Te gustaría llegar a la cima del Kilimanjaro?

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