El "impuesto rosa" es real y no deberíamos permitirlo

Antes de hablar del mundo entero, te contaré desde mi experiencia cómo comprendí que el impuesto a los productos de mujeres es real. Se lo llama “impuesto rosa”, aunque no todos los productos son de ese color. Tengo que admitirlo, amo el color rosa. Y en la búsqueda por utensillos para mi nueva casa me topé con dos artículos color rosa que eran encantadores: por un lado, una batería de cocina, por el otro, herramientas. Claro que no las elegí, al mudarme con mi pareja, preferí un color que a ambos nos gustara. Pero… no me controlé y verifiqué el precio. ¡Lo que me esperaba! Eran más caras que los productos de la misma marca pero sin el toque femenino, el color “rosa”.

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No soy la única que me percaté de esta situación: en el mundo se están investigando las diferencias de precio e incluso, a raíz de estos hallazgos, algunas marcas han comenzado a modificar sus precios. A fin de cuentas, ¿cuál puede ser una justificación sólida por cobrar diferente a un mismo producto? 

Primeros cambios

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No es un problema actual, desde siempre existió este “impuesto rosa”. Incluso, una investigación realizada en California en los años 90 reveló que las mujeres pagaban $1.351 dólares más al año que los hombres en iguales productos.

Fue así que este Estado se convirtió en el primero -y el único hasta ahora- en prohibir que se fijen precios diferentes solo por ser destinados a mujeres.

El resto de los Estados Unidos siguió dándole la espalda a esta realidad. Al igual que el resto del mundo. Es recién ahora que los países están empezando a comprender lo importante que es regular los precios en este sentido.

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Productos iguales, precios diferentes 

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Quizá tú también lo percibiste. Pero no es solo una intuición. Una investigación realizada por The Times lo confirma. Luego de un trabajo de campo, descubrieron que cientos artículos dirigidos a las mujeres como juguetes, ropa y productos de belleza salen más caros que sus pares sin insignia femenina. En promedio, son un 37 % más caros.

“Tienen que dar cuentas de por qué lo hacen”, explicó María Miller, presidenta de un comité que vela por la igualdad de la mujer en Gran Bretaña. Además agregó que “en un momento en que deberíamos avanzar hacia una sociedad con igualdad de género, las empresas no están en sintonía con la opinión pública”.

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Si bien la investigación fue realizada en Gran Bretaña, otra investigación realizada en Nueva York respaldó y confirmó que no es un problema del viejo continente, sino que es una problemática que se extiende a lo largo de todo nuestro mundo.

Este no solo afecta a las máquinas de afeitar. También a las cremas: el solo hecho de que diga que es para mujeres las hace más caras. En un curioso video, The Daily mostró las diferencias de precio. Por suerte, las camisas salían iguales… pero llevarlas a la tintorería no...

Segunda tanda de cambios

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Muchas empresas ya han sido criticadas por este “impuesto rosa” que carece de justificación.

Si bien en el caso de Estados Unidos sigue siendo California el único Estado con prohibición a estos impuestos, en el resto del país se está tomando conciencia. También en el resto del mundo.

Desde Tesco, un gran supermercado de Gran Bretaña se comprometieron a igualar el precio de las máquinas de afeitar. ¿Otras empresas también se comprometerán?

Es injusto que un mismo producto salga diferente solo por estar destinado a una mujer. No podemos permitir que esto siga sucediendo. Quizá te encante ese producto solo para mujeres, o ese desodorante de color rosa sea todo lo que estabas buscando, a mí también me gustan, pero tenemos que optar por ignorarlos y desestimular que se nos cobre de más solo por ser mujeres.

Esta decisión será parte de nuestra lucha para que hombres y mujeres estemos en igualdad de condiciones en cada aspecto de nuestras vidas.  

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