El fuego que nos hizo humanos

Imagen Thinkstock

Si tenemos que seleccionar los elementos físicos y culturales que nos hacen humanos en contraposición a los demás animales, son varios los que saltan a primera plana. Entre ellos está la domesticación y el uso del fuego, elemento fundamental a lo largo de toda nuestra historia y al que hacemos especial referencia hoy.

PUBLICIDAD

La antropóloga Frances Burton es quien nos hace reflexionar sobre él a publicar en su nuevo libro, Fire ( Fuego), una interesantísima hipótesis antropológica sobre el origen de nuestra humanidad.

Burton sugiere que el fuego jugó un rol clave no sólo en la evolución cultural de la humanidad (el fuego fue objeto de culto, parte del corpus de todas las mitologías, elemento de uso culinario, etc.), sino que también en nuestra evolución física.

Imagen Thinkstock

En algún momento de la historia de nuestros ancestros primates, éstos comenzaron a tener contacto con el fuego. Tal vez a través de un incendio forestal fortuito y luego a través del aprendizaje de su encendimiento, el fuego pasó a formar parte de su vida cotidiana, generando un proceso irreversible que influyó en nuestra cultura y en nuestra fisiología, llevándonos a apartar nuestro salvajismo y convirtiéndonos en hombres.

A través del contacto con el fuego, los humanos aprendieron a cocinar las presas. Esta familiaridad con el fuego y su uso en la vida doméstica hizo que nuestro ciclo hormonal dependiente de la luz y la oscuridad, cambiase. Así, la luz del fuego nocturno habría influido en el flujo de melatonina, modificando a la larga el crecimiento y la regulación y activación de genes de nuestros ancestros, derivando a largo plazo en lo que somos nosotros hoy.

La hipótesis es un tanto determinista de más, pero no por ello menos interesante. Como estudiante de antropología y arqueología que soy, me resulta extremadamente seductora, y el presupuesto de la influencia desde lo cultural hacia lo fisiológico (cuando en general el camino explicativo se plantea a la inversa) puede abrir paso a nuevas interpretaciones al respecto del origen de nuestra humanidad.