El FBI se rinde y cierra el caso de D. B. Cooper, el autor de uno de los robos más espectaculares de la historia

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45 años después, el buró admite que los recursos que ha venido empleando para encontrar al famoso ladrón podrían tener un mejor uso.

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El secuestro del avión

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El 24 de noviembre de 1971, un hombre de unos 45 años que se identificó como Dan Cooper, abordó en Portland el vuelo 305 de Northwest Airlines con destino a Seattle, llevando solo un maletín de mano. Se sentó en la parte posterior del avión, cerca de los asientos de las azafatas, y le sacó conversación a una de ellas, Florence Schaffner.

Poco después de despegar, le pasó un papel a Florence, quien se ruborizó un poco y se lo guardó en el bolsillo, pensando que era un teléfono con un pedido de cita. El supuesto Cooper insistió en que debía leerlo de inmediato. La nota decía que era portador de una bomba y que el piloto debía ser informado.

Salto y desaparición

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Cooper demandó 200 000 dólares y 4 paracaídas, que recogería en una breve parada en Seattle, en la que liberaría a los pasajeros, reteniendo a la tripulación.

Mientras esperaba sobrevolando Seattle, pidió un bourbon con soda y bromeó con que pronto tendría suficiente dinero para pagarlo. Sintió calor y se quitó la corbata, un acto intrascendente que 20 años después reanimaría la investigación.

Tras despegar de nuevo con el rescate en su poder, Cooper abrió él mismo la puerta trasera del avión y saltó en medio de una tormenta en una zona del suroeste del estado de Washington aproximadamente a las 8:13 PM. Desde los cazas que seguían al avión no vieron cuando saltó. Nunca más se supo de él. El avión hizo un aterrizaje de emergencia en Reno, con la puerta abierta.

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Caso cerrado

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El FBI quedó perplejo. Nunca antes nadie había secuestrado un avión comercial y saltado en paracaídas ¿Por qué 4 paracaídas? ¿Había cómplices a bordo? Pasaba el tiempo y no aparecían ni Cooper vivo, ni un cadáver, ni los billetes, cuyos seriales habían sido microfilmados.

En 1980, un niño encontró casi 6000 dólares en billetes de 20 cerca del río Columbia, de los entregados a D. B. Cooper (el D. B. se popularizó por un error de imprenta). ¿Dónde estaba el resto del dinero? El FBI empezó a deslizar que lo más probable es que Cooper estuviese muerto.

Llegaron las pruebas de ADN y la hasta entonces inútil corbata cobró valor. Se hizo un perfil de ADN, pero no llevó a ninguna parte.

El 12 de julio de 2016 el FBI anunció que daba por terminada la investigación. Es el primer caso de piratería aérea que el buró cierra sin resolver.