El curioso caso del joven que superó su trastorno obsesivo compulsivo tras recibir un disparo de arma de fuego

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es bastante más común de lo que se cree y en casos graves puede llegar a arruinar la vida de quien la padece, ya que su existencia está a merced de lo que su mente le obliga a hacer.

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Un joven con un TOC fuera de control que le hacía imposible estudiar, trabajar o hasta tener una vida social decidió quitarse la vida  con un balazo en la cabeza. Sin embargo, curiosamente, en vez de perder la vida la recuperó, ya que la bala dañó el sector del cerebro que controlaba su trastorno sin dejar ninguna otra secuela.

Hoy les contamos esta curiosa e impresionante historia que casi en el 100 % de los casos habría tenido un final trágico, pero que para este joven significó recuperar su vida.

Curó su trastorno obsesivo compulsivo casualmente al intentar suicidarse

Imagen Thinkstock

A sus 19 años George pasaba su día lavando sus manos o en la ducha debido a su fobia a los gérmenes y la necesidad de purificarse frecuentemente lo que le impedía estudiar o hacer una vida relativamente normal.

Afectado también por una depresión este joven decidió suicidarse utilizando para ello una pistola calibre 22 y disparando a su cabeza a través de la boca. La bala llegó a su cerebro y en vez de matarlo realizó un milagro.

La bala se alojó en su lóbulo temporal y los neurocirujanos solo pudieron extraer algunos fragmentos quedando otros en su cerebro. La psiquiatra Leslie Solyom se hizo cargo de su caso y con el tiempo notó el extraño efecto secundario de su herida cerebral.

George tras despertar de la operación y salir de cuidados intensivos se encontró no solo con vida sino que además libre de sus compulsiones. Todos los exámenes posteriores revelaron que no existían otras consecuencias tras su intento de suicidio.

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El daño cerebral como beneficio

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El caso de este joven de 19 años puede parecer de ciencia ficción ya que el daño que la bala hizo en el lóbulo frontal de su cerebro fue el que sanó su trastorno obsesivo compulsivo pero lo cierto es que es real.

George volvió a la escuela, realizó estudios universitarios y posee el mismo coeficiente intelectual que tenía antes de su intento de suicidio viviendo ahora una existencia normal y se le conoce como el hombre con más suerte del mundo. El daño en su lóbulo frontal es parecido al que provocan a propósito los cirujanos en pacientes que requieren una solución drástica al TOC, pero su falta de otras secuelas hacen de su caso algo milagroso.

Si bien el intento de suicidio fallido de George fue su salvación no es la única persona beneficiada tras sufrir daño cerebral. Existen casos documentados de gente que tras accidentes o infartos cerebro vasculares ganan habilidades matemáticas o artísticas únicas y que antes no tenían.

El cerebro va a continuar siendo un misterio sobre todo cuando escuchamos de casos como los de George que dan esperanzas a las millones de personas que viven con trastorno obsesivo compulsivo y que podrían encontrar una cura gracias a los hallazgos médicos tras uno de los casos neurológicos más bizarros de la historia.