El coronavirus acabaría con una popular moda, pero es lo mejor que podría pasar

En la industria de la moda, el uso de pieles de animales es todo un dilema: la extrema crueldad para obtener dicha materia prima no es ningún secreto gracias a organizaciones ambientalistas, pero las casas de moda más prestigiosas en el mundo rara vez emiten un posicionamiento concreto para detener dichas prácticas.

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Hasta hace poco y bajo la percepción popular, el uso de pieles se remitía a criterio personal. Incluso con los videos explícitos que la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés) difunde para exponer la matanza de animales en la industria, no es extraño ver a celebridades luciendo costosos abrigos de mink en las alfombras rojas.

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El debate siempre estuvo en el aire, pero la pandemia por coronavirus (COVID-19) podría acabar para siempre con la industria de pieles exóticas.

La explicación tras esta hazaña para el público ambientalista, es que los mamíferos mink (o visones) son altamente propensos a contraer coronavirus (SARS-CoV-2). Lo han sido siempre, pero la nueva variedad propagada alrededor del mundo representa un peligro más expansivo para su especie... y para los entusiastas de su piel.

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Especialistas en biología como la  Dra. Peta Hitchens de la Universidad de Melbourne, exponen el caso reciente de dos granjas de pieles en Países Bajos, en donde la mayoría de los visones dieron positivo por COVID-19 en cuestión de semanas.

Hitchens recalca que aunque la trasmisión de coronavirus de animales hacia humanos se da en porcentajes bajos, ningún brote puede descartarse cuando las comunidades de animales son masivas.

Cabe resaltar el caso inverso: los humanos SÍ trasmiten el coronavirus a animales con mayor facilidad, suponiendo de manera general un peligro latente hacia la vida silvestre durante la actual pandemia.

Hoy por hoy, los funcionarios en Países Bajos creen que los visones contrajeron la enfermedad por parte de los trabajadores agrícolas: las granjas ya fueron puestas en cuarentena y se plantean nuevas regulaciones a corto plazo para el comercio de mink.

Hitchens admite que lo más sencillo sería dejar de consumir mink a nivel mundial: cabe resaltar que en Países Bajos no se permite la apertura de nuevas granjas de piel desde el año 2013, y ya se había considerado cerrar en su totalidad las existentes para 2024.

Aún así, las casas de moda se las arreglan para continuar con la industria "novedosa" de mink alrededor del mundo, algo que fundaciones de protección animal como Humane Society International invitan a reconsiderar, no sólo por la extrema crueldad que involucra tener prendas de dicha índole en el clóset, sino por la sorpresiva pandemia que aqueja a la humanidad:

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quote: Instamos a Países Bajos (y a otras naciones) al proceso de eliminación gradual de la cría de pieles. Esto para acelerar el cierre definitivo de su industria y darle una nueva cara al planeta. Quedó demostrado desde hace semanas, que las políticas comerciales deben alternarse para la prosperidad humana y de la naturaleza en general.

El tráfico de animales exóticos (vivos o muertos) también es una problemática derivada de la industria de pieles. Los nuevos brotes de enfermedades propiciadas por dicho conflicto representan una polémica vigente: ningún eslabón debería pasarse por alto en el futuro.

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