21 de diciembre de 2015: la fecha en que el cohete Falcon 9, perteneciente a la empresa privada SpaceX, logró aterrizar de forma segura y vertical tras adentrarse en el espacio. Seguramente, será recordada por muchos en la industria ya que podría ser el comienzo de una verdadera revolución en el sector.
El cohete Falcon 9 de SpaceX aterriza y promete revolucionar el sector aerospacial privado

El Falcon 9 no iba tripulado y tampoco es el primer cohete en aterrizar luego de ir al espacio, así que puede que te estés preguntando qué es tan especial sobre esta ocasión. No te preocupes, sigue leyendo y entenderás la trascendencia de este acontecimiento.
Intentos previos
There and back again pic.twitter.com/Ll7wg2hL1G
— Elon Musk (@elonmusk) December 22, 2015
Esta no fue la primera vez que SpaceX, la empresa fundada por Elon Musk, cofundador también de Tesla Motors, intentaba aterrizar su cohete. Los intentos anteriores, sin embargo, no habían sido nada exitosos. De hecho, esta era la primera prueba hecha por SpaceX desde junio, cuando otra versión del Falcon 9 había explotado camino a la Estación Espacial Internacional poco más de dos minutos después de haber despegado.
El aterrizaje del Falcon 9 tampoco es el primero logrado por un cohete que visitó el espacio. Ese título le pertenece a la empresa de otro multimillonario: Jeff Bezos, fundador y CEO de Amazon, cuya fortuna hace que la de Musk parezca cosa de niños. En noviembre, el cohete New Shepard, de su empresa Blue Origin, logró aterrizar tras un corto paseo fuera de nuestro planeta, ganando la carrera ante la empresa de Musk. Sin embargo, parece que las cosas acaban de cambiar.
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¿Qué cambia este aterrizaje?
Landing from helo https://t.co/dYomRtG0Xs
— SpaceX (@SpaceX) December 22, 2015
Sí, el cohete de Bezos fue el primero en aterrizar, pero esto se debe en parte que no está ni cerca de ser tan ambicioso como el de Musk. El Falcon 9 no solo llegó mucho más lejos que el New Shepard, sino que además es mucho más grande, rápido y avanzado.
Sin embargo, ambos logros pueden ser considerados como evidencia de una tendencia clara: los viajes espaciales podrían estar por abaratarse muchísimo. La construcción de un cohete como el Falcon 9 cuesta unos 16 millones de dólares según el mismo Musk. El combustible, por otro lado, solo cuesta unos 200 000. Hasta ahora, cada nuevo viaje implicaba un nuevo cohete y, con él, US$ 16 millones más.
Ahora bien, si el cohete es capaz de aterrizar sano y salvo, la situación cambia completamente: el cohete puede ser reutilizado y el costo de US$ 16 millones se reduce dramáticamente al costo de combustible y poco más. Esta podría ser la diferencia entre un negocio redituable y un simple capricho de un par de multimillonarios aburridos.
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El resto de las empresas tendrán que responder a los costos reducidos de SpaceX y la única manera de hacerlo es produciendo sus propios cohetes reutilizables. Hasta ahora, la empresa de Bezos parecería ser la única cerca del logro de SpaceX, por lo que la nueva carrera espacial, esta vez del ámbito privado, parecería estar destinada a definirse entre Musk y Bezos. Afortunadamente, esta carrera parece ser bastante más amigable que la última que tuvimos. Bezos hasta felicitó a SpaceX por su logro, aunque dejó claro que él había llegado primero:
Congrats @SpaceX on landing Falcon's suborbital booster stage. Welcome to the club!
— Jeff Bezos (@JeffBezos) December 22, 2015
¿Qué crees? ¿Podríamos estar presenciando el nacimiento de una nueva y próspera industria?









