Lo que consumimos puede afectar nuestro ADN y nuestra salud. Y dentro de las bebidas más populares, el café le sigue al té. Entre 2015 y 2016, las personas han consumido nueve mil millones de kilogramos de café. Pero ¿qué efecto tiene eso a nivel genético?
¿El café cambia tu ADN? Esto dice la ciencia

Café y ADN

En 1972 se publicó un estudio sobre el café en el Biophysical Journal que revelaba que la cafeína se une al ADN roto, esto ocurre cuando hay un cambio natural o químico en la hebra.
Si la cafeína hubiera estado presente durante la formación del ADN, podría provocar rupturas en los cromosomas (estructuras filiformes que llevan información genética). Es por eso que a las mujeres embarazadas se les aconseja no beber café.
Cuando el ADN se rompe a causa de otros procesos, la cafeína tiene una tendencia a afectar a las piezas rotas, lo que hace que se mantengan rotas.

Sin embargo, de acuerdo con un estudio de marzo de 2016 en Nutrición Molecular e Investigación de Alimentos, reveló que el consumo de café también redujo la ruptura del ADN natural en un tercio, y esa reducción continuó varias horas más tarde.
Según los expertos, el café o la cafeína pueden romper el ADN o evitar que se rompa, dependiendo de cuándo el café golpea al ADN.
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Más investigaciones

Un estudio de la Universidad de Kaiserslautern, Alemania, sostiene que el café contribuye a mantener la integridad del ADN. Para la investigación estudiaron a 84 personas entre 19 y 50 años con hábitos saludables (ni fumaban, ni consumían alcohol,ni drogas de manera regular).
Para llegar a su conclusión, se invitó a los voluntarios a consumir tres tazas de café (y una de agua, en el caso del grupo de control) por la mañana, mediodía y por la tarde durante cuatro semanas consecutivas. El café era una mezcla de arábica servido sin leche y con una cucharadita de azúcar como máximo.

Posteriormente, se midieron las roturas espontáneas de cadenas de ADN de los leucocitos de la sangre.
Al iniciarse el estudio, los voluntarios tuvieron un nivel similar de roturas de las cadenas de ADN. Sin embargo, después de las cuatro semanas, los datos cambiaron notablemente. Mientras que en el grupo de control (que eran los que solo tomaron agua) aumentaron ligeramente las roturas respecto al dato inicial, en el caso del grupo que tomó café, las roturas de ADN en los leucocitos cayeron notablemente. Al final, la diferencia entre ambos grupos era de un 27 %.

Si bien hablar de una ruptura del ADN puede sonar algo drástico, la realidad es que es algo bastante normal y que puede ocasionarse por diversos factores, como una función celular normal o los rayos ultravioletas.
El tipo de café también es importante, el café oscuro y fuerte demostró rupturas espontáneas del filamento del ADN con menos frecuencia que con otros tipos de cafés, según el Diario Europeo de la Nutrición.
¿Un hábito heredable?

Otros estudios han demostrado que los consumidores de café pasan el hábito a sus hijos. Y de hecho, puede haber genes asociados a tomar café.
Una mutación del gen PDSS2, está asociado con beber menos café.

Los cierto es que si el café no cambia el ADN en sí mismo, puede contribuir a cambios epigenéticos, o a cómo cambia la función de los genes (en vez de los propios genes).
Expertos aseguran que si bien puede afectar el ADN, el café también tiene efectos protectores en una variedad de enfermedades, como la enfermedad cardiovascular, Alzheimer, Parkinson, Diabetes Tipo 2 y algunos tipos de cáncer.
Sin duda los expertos entran en conflicto y no es posible decir si realmente el café es bueno o malo, pero lo que sí es cierto es que tiene más que ver con nuestros genes que lo que podríamos pensar.
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