El arte puede ser un agente de transformación social y Banksy lo demuestra

Los derechos humanos son universales, lo que significa que todos los deberíamos disfrutar sin importar el sexo o la raza (entre otros factores). Lamentablemente, la realidad nos demuestra que muchos son incapaces de acceder a ellos; malas condiciones de vivienda, trabajo infantil, discriminación de género, religión o raza atentan contra los derechos de millones de personas.

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Hay muchas organizaciones que trabajan para cambiar esas realidades, pero no son las únicas. Todos somos capaces de transformar la realidad. Y el arte puede ayudarnos en este propósito, en la medida en que encierra el poder de promover la aceptación, el amor y la tolerancia, de informarnos y de ayudarnos a formar una opinión y manifestarla.

El arte tienen la capacidad de emocionarnos, abrir nuestra mente y generar sentimientos que queremos compartir con el resto del mundo.

Banksy: un poderoso defensor de los derechos

Desde sus comienzos, Banksy ha mantenido su identidad en secreto, pero eso no ha impedido que se volviera un reconocido artista de graffiti, famoso por sus controversiales denuncias.

Su arte es imposible de ignorar y asume como una de sus principales misiones incomodarnos, movernos de nuestra zona de confort, sacarnos de la rutina, enfrentarnos a otras realidades, para que comencemos a cuestionar lo que solemos dar por establecido.

Su trabajo combina el humor con los mensajes políticos y sociales, y es el canal de fuertes críticas al consumismo, las guerras, la crisis de los refugiados y los íconos más populares de nuestra sociedad moderna.

Banksy, entre sus numerosos e impresionantes trabajos, pintó el muro construido por Israel en Cisjordania con imágenes de sátira sobre la vida al otro lado. Las pinturas fueron realizadas en el lado palestino del muro.

El arte de Banksy no es para encontrar paz y relajación, nos interpela: nos empuja a salir de tu cotidianidad y a reflexionar sobre la sociedad y, en concreto, sobre cuál es nuestro rol en ella.