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Dos personas ponen su vida en juego al equilibrarse sobre el abismo... ¿en tacones y bicicleta?

Cuando dos procesos reversibles ocurren al mismo paso; cuando un cuerpo alcanza estado de inmovilidad, sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan; cuando estos fenómenos suceden es que hablamos de equilibrio.
A menudo se dice que los trastornos y dominio de esta facultad radica en el oído interno, y aunque es en parte cierto, también, en casos de deportividad, es una facultad que se entrena. Tal es el caso de estos dos increíbles individuos.
Desafiando la gravedad —y la lógica—, penden de una cuerda a más de 30 metros y 100 metros de altura, tacones y bicicleta, respectivamente.
Caminando y andando sobre el terror del abismo, los equilibristas trabajan el hábito y el arte de no caer, precisamente, cayendo; lo cual, además, nos enseña mucho sobre la vida —si es que puedes entresacar lo bueno de lo cursi—.
Aunque, asimismo, nadie nunca superará el equilibrio de Firulais
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