Donald Trump y la princesa Diana: ¿una historia de acoso?

Si algo nos ha dejado el 2017 en lo que a personajes públicos se refiere es una montaña de acusaciones de acoso y abuso sexual. El escándalo de Weinstein sacudió a Hollywood, aunque no fue el único: también se vieron envueltos en la polémica Kevin Spacey y Knight Landesman, director de la revista Artforum. El mediático Donald Trump no ha pasado desapercibido en todo este asunto. Si bien varias mujeres lo habían acusado de abuso durante su campaña, ahora su figura vuelve a levantar otra polvareda: el caso de la princesa Diana.

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La historia de un acoso

La historia de Diana es sin dudas una de esas que superan la ficción: la princesa que conquistó a todos con su carisma, que desafió las anticuadas tradiciones monárquicas y conmovió al mundo con su prematura muerte en un accidente de tránsito. Pero en el año 1995 una historia no tan conocida empañó la vida de la princesa. Y aquí llegamos a Donald Trump.

Parece que Diana conoció al magnate de los negocios en una cena de beneficiencia en Nueva York. El cubierto era de mil dólares, por lo que, obviamente, la sala estaba repleta de millonarios como Trump, quien estaba con la que por ese entonces era su esposa, la actriz Marla Maples. Trump, Maples y Diana se sentaron en la misma mesa junto con otras celebridades.

Se sabe que Trump le ofreció a Diana una membresía para su club de golf en Florida. La princesa declinó la oferta. Por ese entonces (ya separada), salía con el también millonario estadounidense Theodore Forstmann.

El inicio de una polémica

Pero las aguas de la opinión pública se agitaron en 2015, cuando la periodista Selina Scott, amiga de Diana, comentó en una entrevista con el Sunday Times que, poco tiempo después del divorcio de la princesa, Trump comenzó a bombardearla con ramos de flores en el Palacio de Kensington. Dijo que su amiga le confesó que Trump le daba «escalofríos». Y agregó: «Mientras las rosas y las orquídeas se amontonaban en su apartamento ella comenzó a preocuparse cada vez más pensando en qué debería hacer. Le empezó a dar la sensación de que Trump estaba acosándola».

Imagen Getty Images

Los comentarios de Trump

Por otra parte, en una entrevista radial en The Howard Stern Show en 1997 emitida semanas después de la muerte de la princesa, Trump habla de ella cosificándola. En la entrevista, el empresario afirma que Diana poseía una «belleza de supermodelo» y ante la pregunta «¿Podrías habértela llevado a la cama, verdad?» Trump responde: «Sí, creo que podría haberlo hecho». Además, comenta, como si se tratase de un chiste, que de haber estado con él, Diana no habría fallecido, ya que él nunca la hubiera llevado en un auto a tal velocidad.

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Más allá de la farándula

Pero el acoso sexual no solo afecta a personas famosas y es muchísimo más común de lo que se cree. Si bien sus víctimas son en su mayoría mujeres, esta conducta también afecta a hombres y niños de ambos sexos. El acoso se define como un contacto reiterado e indeseado que genera miedo en la víctima. Puede venir en muchas formas, desde mensajes de texto, llamadas, regalos o incluso merodear los lugares que la víctima frecuenta.

¿Dónde reside la diferencia entre acoso y coqueteo? Bueno, precisamente en el término indeseado. Cuando una persona coquetea, disfruta de las atenciones del otro independientemente del hecho de que quiera salir con la otra persona o no. Sin embargo, en el caso del acoso, la persona no desea salir con el otro ni coquetear con él y, cuando la otra parte no lo entiende, su persistencia le genera miedo porque el acosador no está respetando su voluntad de no continuar con el vínculo, lo que constituye una forma de violencia.

Imagen Shutterstock

En la mente del acosador

Para los psicólogos especializados en la materia el acoso es un fenómeno complejo, por lo que no puede definirse un perfil único de la persona que acosa. En otras palabras, hay muchos motivos por los que una persona desarrolla este tipo de comportamiento y cada uno de ellos tiene raíces psicológicas diferentes.

Sin embargo, todos los acosadores comparten ciertos rasgos. En primer lugar, queda clarísimo que se trata de un comportamiento obsesivo, que responde a los impulsos y en el que no media el razonamiento. Además, es común que estas personas presenten patologías como la depresión, la esquizofrenia o la erotomanía (la creencia errónea de que otra persona está enamorada de uno).

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Pero el acoso no necesariamente responde a enfermedades mentales: también se asocia a desórdenes de la personalidad, a la incapacidad de tener vínculos íntimos con otros o a un extremo narcisismo. En todos los casos, los acosadores minimizan el daño que generan sus acciones y no logran ver las cosas desde el punto de vista de sus víctimas.

Imagen shutterstock

Actualmente se cree que hay cinco perfiles de acosadores que son los más comunes, aunque la clasificación no es definitiva y puede haber tipos de acoso que no se amolden a ellos.

1) El acosador «rechazado»

Uno de los tipos de acoso más comunes es aquel perpetrado por exparejas o personas con las que la víctima salió. La persona, luego de sentirse rechazada por el otro, busca dos cosas: reconciliación o venganza (aunque a veces puede ser un híbrido de ambas).

2) El acosador «románticamente obsesivo»

Este tipo de acoso es también bastante común. Ocurre cuando una persona, muchas veces un conocido de la víctima, desea una relación con ella y persiste en sus intentos a pesar de la clara negativa de la otra parte.

3) El acosador «resentido»

En estos casos, la persona tiende a ser un conocido distante de la víctima, como un vecino, compañero de trabajo o jefe. El acosador cree que ha sido víctima de una injusticia y busca que se repare el daño.

4) El erotomaníaco

Este tipo de acoso es menos común. La persona que lo perpetra posee una enfermedad mental que hace que crea (erróneamente) que la víctima está enamorada de ella.

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5) El «predador»

Acosan a la persona como preparación del abuso sexual. En estos casos también es frecuente que el acosador reúna información acerca de su víctima.

El acoso no debe ser tomado a la ligera y en muchos países es considerado un delito. Si bien este comportamiento constituye un tipo de violencia en sí mismo, también puede ser la antesala para otros tipos de violencia física. Si tú o alguien que conoces está pasando por una situación así, te recomendamos que hables con alguien y busques ayuda. No estás solo. Te dejamos algunos números que te pueden ser de utilidad.

Argentina

Línea 144

Bolivia

800 14 0348 y 800 143 49

Chile

Fono Orientación Violencias: 800 104 008

Colombia

Línea 155

Ecuador

1800-828282

México

Puedes encontrar varias líneas según tu estado en este link.

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Paraguay

Servicio de Atención a la Mujer: (021) 45 20 60

Perú

Línea 100

Uruguay

Comuna Mujer: 0800 4141

Venezuela

Instituto Nacional de la Mujer: 0-800 MUJERES 0-800-6853737