Donald Trump dedicó sus tuits de la mañana a insultar un par de periodistas

En un movimiento sorpresiva e involuntariamente inteligente y eficaz, si es que esos adjetivos pueden aplicarse al gobierno de Donald Trump, el presidente estadounidense se ha apropiado del término «fake news» —“noticias falsas”, que originalmente había sido popularizado por la prensa durante la campaña electoral con el surgimiento de decenas de publicaciones pseudo periodísticas que inventaban noticias para desacreditar a Hillary Clinton— y le ha dado un nuevo significado.

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Lo que antes la prensa utilizaba para describir una preocupante campaña de confusión y desinformación, y para criticar por transitiva a Donald Trump que se hacía eco de esas falsas noticias, ahora pasó a ser el término que engloba a cualquier medio o reporte que no repita las mentiras del gobierno y sus representantes o que no esté de acuerdo con sus políticas.

En tiempos políticos que se han definido como de «posverdad», la guerra entre el gobierno de Donald Trump y la prensa estadounidense, que se ha ido recrudeciendo a lo largo de su mandato, se podría definir como una puja constante entre las dos partes en torno a la Verdad, y una importante batalla en el campo del lenguaje y la terminología la ha ganado Trump con su desestimación generalizada de la prensa que considera «fake news».

Imagen Getty Images

Que es, esencialmente, toda, excepto por Fox News, su canal de noticias favorito.

El presidente ha nombrado directamente a medios como el New York Times y el Washington Post, y a cadenas televisivas como CNN, NBC, CBS y ABC, como «enemigos del pueblo estadounidense»; algunos de ellos incluso han sido ocasionalmente prohibidos en las conferencias de prensa de la Casa Blanca.

Esta misma semana, un reportero nada menos que de Playboy (no sabemos cuál sería antes la opinión de Trump sobre esta revista aunque sin dudas ahora no será más que fake news para él), intentó explicar a una representante de la Casa Blanca el trabajo de los medios de comunicación y los aspectos más bien antidemocráticos del tratamiento de su gobierno a la prensa.

Pero Donald Trump sin embargo, ahora la emprendió contra el programa Morning Joe del canal MSNBC, cadena que tradicionalmente ha sido asociada a una línea editorial liberal y progresista, del mismo modo que Fox News representa a la parte más conservadora y de derecha de la cobertura noticiosa.

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En un par de tuits con un tono extremadamente agresivo e insultante, Trump atacó a los dos conductores de Morning Joe, Joe Scarborough y Mika Brzezinski:

«Morning Joe, un programa con muy malos ratings, habla mal de mí según me dicen (yo dejé de verlo). Entonces, ¿cómo es que la Loca Mika de bajo coeficiente intelectual, y el Psicópata Joe, vinieron a Mar-a-Lago tres noches seguidas cerca de fin de año, e insistieron con unirse a mi campaña? Ella estaba todavía sangrando por su cirugía de estiramiento facial. ¡Les dije que no!»

Sabíamos que la diplomacia y la mesura no son cualidades de Donald Trump, pero aún así éste se alza como un nuevo capítulo de la saga de acostumbrado asombro que despierta el presidente estadounidense.

La conductora de Morning Joe, Mika Brzezinski, decidió responder a los agravios con más sutileza:

Porque, como otros notaron, responderle en los mismos términos sería rebajar el nivel.

«Nunca imaginé que un día pensaría "no voy a rebajar mi dignidad respondiéndole al presidente de los Estados Unidos"» dijo Mark Kornblau, ejecutivo de MSNBC.

MSNBC lanzó un comunicado oficial en respuesta:

«Es un día triste para los Estados Unidos cuando su presidente pasa su tiempo acosando, mintiendo y lanzando mezquinos ataques personales, en lugar de hacer su trabajo».

Otros aprovecharon la oportunidad para recordar que el ataque de Trump en Twitter ocurre justo cuando su esposa, la Primera Dama Melania Trump, ha comenzado una iniciativa para combatir el ciber-bullying. Como dice el dicho, primero se empieza por casa. Aunque será un trabajo difícil.