¿Has escuchado hablar alguna vez de la ''reina más miserable'' o ''la reina más bella'' de Austria y Hungría? Nos estamos refiriendo a Elisabeth in Bayern o Isabel de Bayena.
Deslúmbrate con la historia de Sissi, la reina que se equivocó de siglo


La particular historia de Sissi inspiró películas y novelas, ya que su forma de ser se diferenció mucho de la de las otras reinas de la época. De todos modos, las biografías que se han plasmado en la pantalla sobre su vida pueden ofrecernos una imagen distorsionada sobre la vida real de Sissi.
No estoy aquí para contar sobre cuán prematuro y forzado fue su matrimonio ni para revelar cuántos fueron ses amantes, sino para resaltar la moderna forma de pensar y el temperamento de esta reina y que llamaron mucho mi atención.
Un mal comienzo

Sissi no era candidata a ser reina de Hungría ni emperatriz de Austria; se suponía que sería su hermana Hélène quien se casaría con Francisco José de Habsburgo. Pero el amor tenía otros planes: Francisco se enamoró perdidamente de Sissi y la eligió para que fuera su esposa.
Con apenas 18 años Sissi tuvo a su primer hija y luego dio a luz tres hijos más. No obstante, con la excusa de que era muy joven, su dominante suegra, que también se había opuesto al matrimonio de su hijo, decidió que no estaba preparada para criar a sus hijos y los apartó de su lado (podríamos hablar de un verdadero secuestro).
A su vez, la relación con su marido fue muy tormentosa, con infidelidades mutuas, a pesar de que él ''la amaba locamente'' y su loco amor fue famoso en toda Europa.
Antes muerta que sumisa

No muchos aristócratas la querían por esta razón, pero Sissi pocas veces se guardaba para sí lo que pensaba, y esa fue una de sus características que inevitablemente la hizo sobresalir. ¿Que una mujer tenga una opinión en pleno siglo XIX? ¡A quién se le ocurre semejante disparate!
A diferencia de la gran mayoría de miembros de la realeza, Sissi detestaba su cargo e intentaba estar la menor cantidad de tiempo posible en Viena acompañando a su marido y siempre que podía evitaba asistir a eventos sociales. Como parte de su rebeldía, se negaba a vivir bajo las normas que otros imponían. Con frecuencia, se ocultaba tras un amplio abrigo y se confundía con el pueblo para realizar sus propias compras, por ejemplo.
Rechazo tras rechazo

Si bien era apreciada por su pueblo, Sissi no era para nada bien vista por la alta aristocracia. Y la explicación es muy sencilla: su perfil no correspondía al de una ''buena reina'' para la época. La consideraban una rebelde que desobedecía al protocolo. En lugar de acercarse a la aristocracia, se burlaba de esta clase social, por lo que llegaron a decir que era una mala influencia para el rey.
Recordemos que lo único que podía y debía hacer una reina (y tal vez cualquier mujer) era satisfacer y responder a su marido, y darle un heredero al trono. Pero Sissi no estaba tan de acuerdo y se encargó de demostrarlo. Mientras las demás mujeres de la corte perdían su tiempo comiendo pastelillos, ella se empeñó en salir al mundo, montar a caballo, cultivar su mente y fundar el footing.
¿Preocupación u obsesión?

Sissi, además de ser conocida por la miseria que le tocó vivir, también se ganó mucha fama por su belleza excepcional. A lo largo de su vida, Sissi cuidó mejor que ninguna otra mujer su aspecto. Poseía ciertas manías que eran muy extrañas para la época.
Así, con apenas 50 kilogramos y una cintura de 40 centímetros cuidaba mucho su peso para mantenerse delgada. Se alimentaba a base de jugos, fruta y un poco de carne, y fue la primera en realizar ejercicios de gimnasia y caminatas que duraban hasta 8 horas (sí, estamos ante un evidente caso de anorexia).
Sissi poseía una obsesión por la delgadez, pero también por toda su apariencia física. Se sometía a sacrificados tratamientos estéticos como baños de agua helada. El peso de su cabellera tan larga le daba fuertes dolores de cabeza y el ritmo de vida tan agitado con ejercicios físicos de extensas horas tampoco contribuían con su salud.
Para colmo, tenía un terrible pánico al envejecimiento. Por ello, después de cumplir los 32 años, no dejó que nadie realizara un retrato de su persona o le tomara una fotografía. No quería, bajo ningún concepto, que su envejecimiento fuera de público conocimiento.
Una mujer con pasiones

Además de preocuparse mucho por su aspecto y tener una debilidad por la moda (que terminó por convertirse en uno de sus más grandes refugios), Sissi se inquietaba por informarse y ser una mujer culta. Todo lo contrario a lo que ''estaba bien'' para una mujer en la época, a quien no se le exigía tener ningún tipo de conocimiento que trascendiera la comida favorita de su marido y el nombre que le pondría a su próximo hijo.
Sissi era muy curiosa, leía y escribía poesía y era amante de obras de Shakespeare, Hegel y Heine. También aprendió alemán, inglés, francés, húngaro y griego. Además era apasionada de los viajes, y en cada oportunidad que podía, emprendía una nueva aventura.
Más miserias...

Su vida estuvo rodeada de miserias o tal vez fue su foma de ser lo que la hizo sufrir aún más. Pero, por si fuera poco, su hijo Rodolfo, la luz de sus ojos, y con quien ella tenía más afinidad, falleció trágicamente cuando tenía apenas 31 años. Este hecho oscureció el estado de ánimo de Sissi, quien se vistió de luto por el resto de su vida.
Un final igual de desafortunado

Su muerte no fue menos trágica que el resto de su vida. A los 61 años en uno de sus viajes a Ginebra, mientras esperaba para subir a un ferry, un anarquista que en realidad tenía intenciones de asesinar al príncipe de Orleans decidió hacer de Sissi su víctima cuando se le presentó la oportunidad, porque su objetivo era ''matar un aristócrata''.
El asesino fingió tropezar con ella y le clavó un puñal en su corazón. ¿La reacción de Sissi? Continuó caminando hacia el barco, y al estar abordo comenzó a marearse, perdió el conocimiento y sus últimas palabras fueron: ''Pero...¿qué me ha pasado?''.
Se ha comparado varias veces a Sissi con la princesa Diana de Gales. Y es que, más allá de sus diferencias, estas dos mujeres se afanaron por tener una voz y un voto en la sociedad. Por cuestiones culturales, no obstante, se vieron opacadas y fueron víctimas de muchas inseguridades que les provocaron un gran sufrimiento.
Muchas de las dudas que tuvo Sissi sobre sí misma son similares a las cuestiones por las que hoy muchas mujeres también sufren. Estereotipos físicos, exigencias sociales, prejuicios equivocados, entre muchas otras ideas que se han impuesto en la sociedad y no hacen más que crear una profunda inseguridad en mujeres jóvenes. No solo sufren sino que las llevan a someterse a tratamientos y sacrificios inhumanos que en muchos casos comprometen su salud. Y es tal la fuerza con que estas imágenes se imponen, que la única manera de luchar en contra de ellos sería unirnos como género, y empezar a crearnos y aceptarnos a nosotras mismas.
Por otro lado, esta reina incomprendida por toda la Europa del siglo XIX es un claro ejemplo de cómo las mujeres merecemos más participación otros y de cóno no debemos permitir que nos nieguen ciertos derechos. Sin lugar a dudas, esta reina fue muy moderna, una modernidad que en aquellos tiempos fue mal vista, pero que hoy en día sería es venerada y reconocida.
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