De homofobia y tartas de crema en la cara: conoce la historia de Anita Bryant

Anita Bryant no marcó la historia de los Estados Unidos. Pero la historia de los Estados Unidos sí marcó, para siempre, la vida de Anita Bryant, una célebre cantante de los años sesenta, cuya agresiva campaña contra los derechos humanos de la comunidad LGBT significó el fin de su carrera.

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El súmmum de su cruzada personal se dio el 14 de octubre de 1977 cuando, en plena conferencia de prensa, Bryant recibió una tarta de crema en la cara por parte de de  Thom Higgins, activista de la comunidad.

De la música a la política

Anita Bryant empezó a cantar de pequeña y su talento pronto fue evidente para su entorno. La oriunda de Oklahoma, Estados Unidos, se convertiría en una exitosa cantante con varios temas que llegarían al Top 40 de su país. Como si eso fuera poco, Bryant era también modelo y fue elegida Miss Oklahoma en 1958. El año siguiente, con tal solo 19 años, quedaría en segundo lugar en el certamen de belleza de Miss America.

En 1969, Bryant se convirtió en la representante de una importante marca de cítricos de Florida (uno de los productos más importantes de la economía del estado sureño). Bryant también aparecería en publicidades de marcas como Coca Cola y Kraft Foods.

Desde su música de inspiración cristiana hasta su imagen de mujer patriótica, bondadosa y con sólidos valores conservadores, Anita Bryant era la perfecta representante de la parte de los Estados Unidos que se sentía avasallada por los cambios sociales de la década de los sesenta y setenta.

Save Our Children o cómo usar a los niños para excusar tu homofobia

En 1977, un municipio del estado de Florida aprobó una ordenanza según la cual se prohibía la discriminación en base a la orientación sexual. A raíz de esto, Bryant fundó una coalición llamada Save Our Children (Salvemos a nuestros niños), cuyo fin era derogar dicha medida. Su campaña se basaba, según Bryant, en su creencia religiosa, y consideraba a la homosexualidad como un pecado y a los homosexuales como personas que buscan reclutar niños para "convertirlos" o abusar de ellos. Para Bryant, era inconcebible que personas homosexuales estuvieran en cargos públicos, ya que eso significaría que podían, entre otras cosas, ser maestros y profesores. Su campaña se dedicaba entonces a asegurarse de que las personas de la comunidad LGBT pudieran ser discriminadas legalmente.

La campaña llevada a cabo por Bryant tuvo poco éxito en relación a sus objetivos. Sin embargo, sí tuvo el mérito de llamar la atención del mundo entero sobre el tipo de argumentos y discursos dañinos que se presentan como protectores de los derechos cuando, en realidad, fomentan la discriminación de una comunidad en particular. La comunidad gay estadounidense se organizó en contra de la campaña Save Our Children, boicoteando los productos cítricos publicitados por Bryant para hacer presión sobre el gobierno, y consiguiendo el apoyo de personalidades de los medios. 

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"Hice lo que tenía que hacer"

A raíz de esto, Bryant perdió varios contratos publicitarios y su carrera empezó a a declinar. De hecho, Bryant nunca se recuperaría luego de haber perdido la batalla contra una opinión pública que no aprobaba su lucha anti-democrática. Cuando se divorció de su esposo, en 1980, sus críticos hicieron hincapié en su hipocresía, puesto que el discurso de Bryant se basaba en el respeto de los preceptos de la Biblia. El problema de querer legislar sobre la vida privada de las demás personas, imponiendo tu propia visión del mundo como LA única visión del mundo es que, al final, te puede terminar saliendo el tiro por la culata.

"Hice lo que tenía que hacer", sostuvo Bryant, cuya carrera se eclipsó y nunca volvió a brillar.

Actualmente Bryant tiene 76 años y poco se sabe de su vida. La cantante había planeado un comeback a principios de la década de los noventa, pero éste no se concretó. Tal vez, una vez más, Bryant eligió mal su momento. La década de los noventa fue testigo de los horrores de la epidemia de VIH, enfermedad que cristalizó las distintas maneras en que la discriminación institucional y sistemática afectó (y mató) a la comunidad LGBT.

Aunque Bryant quería que la consideraran como artista (en 1990 lanzó un álbum musical y escribió un libro), su rol en el fortalecimiento de los movimientos homofóbicos estadounidenses la marcó para siempre. Es justo pensar que nadie quería escuchar hablar de ella en un momento en el que miles de personas de la comunidad LGBT morían en situaciones inhumanas, consecuencia directa de años de deshumanización y persecución social y política.

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