Darwin explica: humanos adaptados a la vida bajo el agua son la prueba de la evolución
Para muchos de nosotros, nadar es una habilidad muy útil, pero que no utilizamos por trabajo o superviviencia. Además, precisamos respirar constantemente, porque no podemos pasar mucho rato bajo el agua. Sin embargo, el pueblo Bajau de Asia, llamados también « nómades del mar», han perfeccionado por siglos la técnica de aguantar la respiración bajo el agua por varios minutos, muchos más que cualquier otra persona del mundo.
Los Bajau aprenden a nadar y sumergirse desde muy pequeños, sobre todo para conseguir peces y otros productos marinos que intercambian o consumen. Pueden llegar a pasar entre 6 a 10 horas en el agua durante el día, y la mayor parte del tiempo están sumergidos. El problema es que hay muchos menos peces disponibles que hace 25 años, lo que conlleva la necesidad de permanecer más tiempo bajo el agua para conseguir la misma cantidad.
La selección natural: el cuerpo humano adaptado al agua
Los bajau han tenido una serie de cambios físicos que los ayudan a sobrellevar las profundidades. La selección ha obrado y ahora tienen un bazo más grande, necesario para almacenar células rojas oxigenadas y aguantar más tiempo bajo el agua. Entender las capacidades de estas personas ayuda a la medicina en el campo de la tolerancia a la hipoxia, o falta de oxígeno.
Hasta ahora los científicos han estudiado casos en los pueblos que viven en grandes altitudes, pero no tanto en estas personas costeras que pueden aguantar la respiración por varios minutos. Se ha notado además que los niños pequeños ven perfectamente bajo el agua, una adaptación importante en ese contexto donde el ojo se adapta para la ocasión.
Los descubrimientos sobre la evolución de estos pobladores de Indonesia, Malasia y Filipinas fueron publicados en la revista Cell. Así explican los resultados:
En agosto de 2013 se realizó un concurso de buceo libre en la zona y se registró que la profundidad máxima fue de 79 metros. El tiempo más largo bajo el agua fue de tres minutos y un segundo, como relatan investigadores de Suecia en la publicación hecha en Human Evolution. Aunque sus fuentes de pesca son cada vez menores, los Bajau siguen manteniendo sus costumbres, adaptando sus cuerpos al agua y a las profundidades extremas.
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