Costa Rica, donde la naturaleza reina

La historia no decide si el nombre de Costa Rica debe atribuírsele a Cristóbal Colón o al conquistador español Francisco Fernández de Córdoba. Pero sí queda claro que cualquiera de los dos que haya sido fue que lo pronunció al contemplar la exuberante belleza del lugar. Este bello país limita hacia el Norte con Nicaragua, al Noreste con el Mar de las Antillas, hacia el Este tiene como vecino a Panamá y por el Sur y el Oeste sus costas están bañadas por el Océano Pacífico.

Un maravilloso país

Una sección de la Cordillera de Los Andes atraviesa el territorio, desde el Noroeste hacia el Sudeste, formando una meseta central de unos nueve mil kilómetros cuadrados, donde se asienta mayoritariamente la población. Además tres cadenas montañosas la recorren de Norte a Sur, la de Guanacaste, la Central y la de Talamanca; es en esta última que se hallan las mayores elevaciones, el Chiripo Grande de algo más de 3.800 metros, al cual le sigue el Pico Blanco con alrededor de 3.500 metros y los de Buena Vista y Las Vueltas con 3.400 y 3.000 metros respectivamente. Afortunadamente muchos de sus volcanes se hallan extintos; cerca de la ciudad de Alajuela se encuentra el Poás, de 2.700 metros de alto que posee el cráter de mayor dimensión del mundo entero, mide mil seiscientos metros de diámetro.

A la cuenca del majestuoso Lago Nicaragua llegan los ríos Sapoá y Frío; el río San Juan tiene como afluentes al  Sarapiquí, al Chirripó y al San Carlos, ordenados por sus longitudes de menor a mayor. Hacia el Atlántico desaguan el San Juan, el Tortuguero, el Sixaola y otros de menor tamaño. El Pacífico recibe las aguas del Tempisque, del Bebedero y del Grande de Tárcoles. Todos ideales para la pesca. Bordeados por tupida vegetación y formando parte de paisajes de increíble belleza.

Agradable estadía, asegurada

Sobre el litoral oeste hay dos penínsulas, la de Nicoya al norte y la de Osa al sur, que encierran dos grandes golfos; en ambos hay varias islas, la mayor es la de Chira con 52 kilómetros cuadrados y a 500 kilómetros de la península de Osa nos espera la Isla del Coco, que mide 47 kilómetros cuadrados y fuera refugio de piratas en su época.

El clima es cálido y húmedo en todo el país, aunque las temperaturas descienden considerablemente a medida que ascendemos hacia lo alto de las montañas. Su apelativo de país de las carretas, lo que se debe a que es el medio de trasporte típico de los valles y a que los campesinos las ornamentan con muchos colores lo cual produce un agradable efecto que es notado de inmediato por los visitantes.

La vegetación es paradisíaca, se han registrado más de 2.200 especies de todo tipo; medicinales como la ipecacuana, el jengibre, la manzanilla, la quina y el ruibarbo; textiles como el algodón, el magüey, el junco y la pita; tintóreas como el añil, la sanguinaria y el palo Brasil; también madereras como el roble, el cedro, la caoba y el pino.

Entre la fauna típica podemos der  jaguares, tapires, lobos de pradera y cientos de aves, como la garza y el zopilote, en el mar nadan despreocupadamente peces espada y tiburones.

Aunque no sepamos quién bautizó el país sí sabemos que le eligió el nombre correcto, no cabe ninguna duda.

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