Hace algunas semanas se estrenó la película El Clan, un drama argentino basado en hechos reales. Si la has visto, seguro sabes que es una historia imposible de creer pero que realmente sucedió en la Argentina de los años 80. Si bien por algunas décadas permaneció dormida, ahora resurgió gracias a la película protagonizada por Guillermo Francella como Arquímedes Puccio, jefe de familia y principal culpable de una serie de asesinatos.
Conoce la terrible historia de la familia Puccio y todos los hechos contados en El Clan

El horrible comienzo

(La familia Puccio en la película El Clan)
En 1985, Argentina volvía a la democracia luego de una dictadura cruel donde cientos de personas fueron asesinadas. Para un país que estaba recobrando la paz y la esperanza, era difícil hacer frente a historias como las que cuenta El Clan.
Los Puccio eran una familia común, por lo menos vista desde afuera, residentes del barrio San Isidro. Todos los domingos iban a misa y cumplían con las reglas del vecindario, quizás por eso la historia resultó difícil de creer para muchos.
Arquímedes Puccio secuestró a cuatro personas entre 1982 y 1985, tres de ellos asesinados. Lo hizo con ayuda de sus dos hijos, Alejandro y Daniel (« Maguila») y otras tres personas. Conocía los procedimientos y ya había sido acusado años antes de secuestro, aunque la historia había sido olvidada.
Cuando la dictadura cayó, comenzó a hacerlo por su cuenta, seleccionando a personas ricas de quienes conseguía dinero a través de sus seres queridos que pagaban rescates. Fue en esa época que se lo conoció como « el loco de la escoba», debido a su costumbre de barrer la vereda a todas horas. Años después se supo que lo hacía para que los gritos dentro de su casa no llamaran la atención, y al mismo tiempo cuidar que nadie extraño entrara.
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Secuestros y cómplices

(Guillermo Francella y Peter Lanzani como Arquímedes y Alejandro)
Una de las cosas más horribles en esta historia es que su familia estaba al tanto y Arquímedes actuaba libremente en su hogar, incluso teniendo a los prisioneros allí. Su hijo Alejandro era un jugador de rugby muy popular, al mismo tiempo que ayudaba a su padre en «el negocio» familiar.
Maguila, por otro lado, vivió un tiempo fuera del país antes de volver. Las hijas, Silvia y Adriana, no participaban, pero probablemente estaban al tanto. Era muy difícil obviar los gritos de desesperación y ayuda de los secuestrados en la casa.
Guillermo, otro de los hijos, se quedó en el exterior durante un viaje, probablemente sabiendo lo que sucedía en su hogar. La mayor cómplice es sin dudas Epifanía, la esposa de Arquímedes, que siempre negó su conocimiento de los hechos. Sin embargo, era imposible que no lo supiera teniendo en cuenta la situación.
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El fin del clan

Arquímedes es detenido en 1985
Dos de los secuestrados y asesinados fueron Ricardo Manoukian y Eduardo Aulet. Aunque Arquímedes prometió liberarlos luego de recibir el dinero, los asesinó sin remordimientos. El caso de Emilio Naum fue diferente, porque murió mientras se resistía a ser secuestrado, por lo que no consiguieron rescate. La última víctima fue Nélida Bollini de Prado, quien sobrevivió porque la policía detuvo a los Puccio antes de que la familia enviara el dinero.
Cuando la historia salió a la luz pocos podían creerla y muchas personas consideraron que los Puccio eran inocentes pero se les había tendido una trampa. Arquímedes y Alejandro nunca reconocieron su culpabilidad, a pesar de todas las pruebas.
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¿Dónde están ahora?
Arquímedes falleció a los 84 años en La Pampa y solo pasó en prisión 23 años, a pesar de que en un principio había sido condenado a cadena perpetua. Durante esos años se recibió de abogado y siempre mantuvo su inocencia.
Alejandro intentó suicidarse tres meses después de ser detenido, mientras lo llevaban al Palacio de Justicia para declarar. Se tiró del quinto piso pero sobrevivió, aunque luego intentó suicidarse varias veces más mientras estaba en la cárcel. Fue condenado a cadena perpetua y murió en 2008.

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Daniel «Maguila» nunca cumplió su condena y evadió la ley huyendo a otro país. En 2013 volvió a Argentina para buscar el papel que lo libra de toda culpa, por haber prescripto la causa. Al día de hoy se sospecha que vive en Brasil y que se dedica al rugby.
En cuanto a Epifanía, se cree que vive en Buenos Aires aunque nadie sabe donde. Guillermo todavía vive en el exterior y nunca ha vuelto a Argentina. Silvia Puccio murió en 2011 de cáncer, mientras Adriana, la menor, se cambió el apellido para no ser relacionada con la familia.
Treinta años después, la historia de los Puccio sigue impactando al mundo. A todos nos causa repulsión y curiosidad, y hasta un poco de incredulidad. Pero como dice el propio director Pablo Trapero, esta familia fue resultado de un contexto y de un período político de transición donde muchos vivían atados a las viejas reglas.
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