Conoce a Sara Bahayi, la única mujer taxista en Afganistán

Se llama Sara Bahayi y vive en Afganistán, un país donde no se respetan los derechos de las mujeres, donde el 85 por ciento de ellas no tiene nivel educacional y la gran mayoría está confinada a las labores del hogar.

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Sin embargo, en medio de tales limitaciones Sara ha logrado algo muy valiente que desafía a los hombres e inspira a sus semejantes: es la primera y única mujer taxista afgana.

Sara Bahayi: un ejemplo para las mujeres afghanas

Con 40 años y soltera, Sara Bahayi tiene el privilegio de ser la única mujer en Afganistán que conduce un auto como oficio, decisión que tomó hace años con la idea de sacar a su familia adelante.

En 1990, cuando los talibanes mataron a su cuñado –quien entonces se hacía cargo del hogar–, esta valiente mujer asumió la tarea de cuidar de todos.

Empezó como maestra y pasó a otras labores, pero comprendiendo que la entrada no alcanzaba para mantenerlos, pensó en dedicarse a un trabajo considerado de hombres.

Con una entrada diaria de 10 a 20 dólares, encuentra lo suficiente como para mantener a 15 miembros de su familia y a su madre enferma.

Asimismo, disfruta la satisfacción de transportar a muchas mujeres con sus hijos, personas atadas a las tradiciones, pero que a través de ella pueden ver realizado sus sueños de libertad.

En su auto atraviesa calles y poblados, y con cada tarifa lleva a las mujeres afganas un mensaje importante: salgan de sus casas y ganen su propio dinero, no dependan de sus esposos.

No es una tarea fácil

No es motivo de sorpresa que la señora Bahayi tenga que pasar cada día por situaciones difíciles. Al dedicarse a un negocio dominado por hombres conservadores, no faltan las miradas reprobadoras, las recriminaciones, las bromas directas e incluso hasta las amenazas a su vida.

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Cuando sacó su licencia por vez primera notó que la mayoría de los hombres se negaban a montar en su auto. Al mismo tiempo, muchos taxistas la bloqueaban o detenían los potenciales clientes. Con el tiempo se han acostumbrado, dice Sara, pero la desaprobación masculina aún persiste.

Al hacerse famosa en los medios, esta mujer ha recibido mensajes desagradables y amenazas a través de las redes sociales. «Estás difamando el nombre de Afganistán», le escriben.

También ha recibido intrusos en su casa, por lo cual se vio obligada a buscar un arma para defenderse en caso de ser atacada.

Como ella misma confiesa, desde el inicio se enfrentó a muchos obstáculos, pero al final ha salido victoriosa.

Por otra parte, hay muchas personas, especialmente de su barrio Mazar-e Sharif, a las que les parece buena la labor porque las mujeres se sienten más cómodas y seguras en un auto conducido por una igual.

A favor del progreso de las mujeres

Sara Bahayi deja muy claro que su posición no es en contra de los hombres en sí, sino contra aquellos que no respetan los derechos de la mujer como ser humano. Su lucha es porque las mujeres aprendan a ser independientes y superarse en la vida.

Para ella, hay también hombres buenos, que respetan a sus semejantes. Pero considera que ante aquellos que quieran detener el progreso de las mujeres no hay que inclinarse, sino luchar.

Y lo ha demostrado muy bien esta mujer que empezó siendo criticada por su sociedad y actualmente maneja su taxi y es tolerada, precisamente porque nunca se rindió.

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En una sociedad patriarcal, la actitud de Sara rompe con todas las normas establecidas y descarta abiertamente los roles de género impuestos por la tradición, lo que la convierte en un ejemplo no solo para las afganas, sino para las mujeres de todo el mundo.